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Lee Minho descubre que la casa de su hermano tiene más de 10 acres. El ambiente es particularmente bueno, hay un templo religioso cruzando el camino principal y piensa que solamente le tomará unos 20 minutos llegar hasta Suncheon Lake Garden.

Los dos perros se echan a correr apenas bajan del automóvil, se sacuden y estiran sus patas antes de aventarse directamente al nacimiento de agua que fluye constantemente en el borde del jardín de té. La risa de Minho es tan cálida como el poblado mismo de Suncheon. Ahora hay más de 33 grados, aunque ya sean las seis de la tarde.

Minho sabe que Felix todavía está dormido.

Lee Minho caminó rumbo al automóvil, se inclinó y tomó cuidadosamente a Felix entre sus brazos. Aunque el movimiento fue muy ligero, Lee Felix se despertó casi de inmediato.

No te muevas. —Minho apretó su agarre y sonrió—. De lo contrario, te caerás.

Felix se estremeció. Los dos están demasiado cerca y en realidad, sigue siendo un poco incómodo.

—... Puedo ir yo solo.

Minho entrecerró los ojos, miró hacía un lado y observó a uno de los perros. Mojado y tan eufórico que posiblemente no notaría por dónde estaba corriendo. Además de enorme, era un poco tosco.

Si te bajo, definitivamente alguno de esos dos te golpeará. —Los pasos de Lee Minho siguieron sin detenerse—. Te sostengo así para que descanses, fueron muchas horas... Iré a despertar a los gatitos también.

Minho seguramente también estaba muy cansado, después de todo había conducido por más de 10 horas de manera intermitente. Felix le daba vergüenza hacerle el día más pesado, por lo que no se negó otra vez.

El clima en el sur es húmedo, el aire se siente casi demasiado pesado y Minho, espera el tiempo necesario antes de decirle:

Mañana te despertaré al mediodía y entonces podremos ir a comer al lugar que tú quieras. Donde te parezca más bonito.

En las horas siguientes, Minho evita que Felix cargue cosas pesadas, se niega a verle realizar algún tipo de trabajo excesivo y, por consiguiente, se siente extremadamente cansado de bloquear tantas ideas nuevas cuando cruzan por la mente hiperactiva del pequeño e inquieto Lee Felix. Es común que un médico trabaje de forma continua durante más de diez horas, por ejemplo, cuando se realiza una cirugía de urgencia de alta intensidad. El espíritu y la condición física de Minho siguen siendo tan buenos como en sus días de universidad por lo que no se preocupa en tomarse un respiro...

Quizá, también sigue pensando de una manera absolutamente obstinada.

Lee Minho llamó a sus compañeros de clase en Busan cuando se aseguró de que Lee Felix estaba dormido. Todos ellos se organizaron mediante una práctica video-llamada mal establecida. No le importa el nivel médico de Busan o la atención técnica que sus hospitales puedan ofrecerle, no es peor ni mejor que en Seúl. Básicamente, Lee Minho está utilizando todos los recursos disponibles solo en continuar buscando la médula ósea que coincida perfectamente con el cuerpo bastante herido de Lee Felix. Aunque ya es un poco tarde ahora.

Lee Minho, se quedó observando a los dos perros durante un período de cinco o seis horas fuera de la puerta de la casa. No esperaba quedarse dormido instantáneamente y, después de permanecer en la intemperie por un largo tiempo, finalmente fue capaz de sentir el frío envolvente de la madrugada. Se levantó, entró y se lavó la cara. Arregló su cabello, arregló el lavabo y se percató de que no hubiera algo que pudiera interrumpir las caminatas lentas de Felix. Después de todo, Minho es un doctor. Es más meticuloso que la gente común... Y tiene una persona que quiere proteger desde lo más profundo de su corazón. Ese es un pensamiento continuo que lo ataca de inmediato últimamente... Y le encanta.

Felix despierta tarde, aunque había dormido mucho en la carretera

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Felix despierta tarde, aunque había dormido mucho en la carretera. Sale del dormitorio dispuesto a ayudar al médico a limpiar la casa que parece no ha estado habitada desde hace mucho tiempo... Pero la pequeña cabaña estaba ya sorprendentemente limpia. Decide entonces, salir y caminar aprovechando que el paisaje es verdaderamente hermoso. El aire huele dulce y es cálido, exactamente igual a como lo había soñado mientras iban de camino. Aunque claro, es más nítido y brillante.

Cuando Minho comenzó a buscarlo, se percata de que Felix está mojándose con los dos perros y al salir del agua, inmediatamente se convierte en un monstruo de barro y hierbas. Hay algo de espuma en su cara, su ropa está mojada y su estado de ánimo es muy bueno. La curvatura de sus cejas y su risa animada es lo mejor que Minho haya visto nunca.

Bien, es suficiente, tienes que tomar una ducha y cambiarte de ropa para que salgamos a comer.

Minho teme que Felix esté tan empapado en agua fría... Se aproxima, se quita el abrigo y lo coloca cuidadosamente sobre los hombros de Lix. Él promete ir de inmediato al baño, pero no se ha movido, aunque ya pasaron unos minutos. Está muy ocupado viendo a Minho bañar al perro grande. El castaño parece batallar mucho, y ahora incluso se ha permitido subirse encima de su pelaje con la intención de lavarle bajo el hocico.

No seas tan pesado —dijo Felix—. El jabón les está cayendo en los ojos. —Extendió la mano y les limpió la cara.

Minho se encarga pronto de los perros, los enjuaga, los seca y los mete dentro de la casa. Si vuelven a ensuciarse, esta vez no estará dispuesto a trabajar en ellos. Está en su límite, lamentablemente.

—¡Ah! ¡Que cansancio! Tienes mucha más energía que yo, Lix.

Minho se acomoda al lado de los dos perros, y comienza a ver detenidamente como Felix está jugando de nuevo con el perro mayor. Le lame la cara, sacudiendo la cola, sus ojos son leales y cuando Lix voltea para lanzar un comentario fugaz sobre ellos... Se da cuenta de que los ojos de Minho no se han apartado de sus labios.

Dios, ¿por qué hace eso? Lee Felix no quiere darle demasiadas expectativas a Minho porque va a tener que irse. Un dolor a corto plazo es mejor que el dolor a largo plazo. No espera que mejore, ni espera escribir una nueva historia... Fue allí a morir, no ha revivirse. Lee Felix siente que eso es lo más inteligente que puede hacer.

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Hay un restaurante que prepara buenos camarones. Minho ha tenido buena suerte, hizo una reservación antes y la mesa que está junto a la terraza ahora es toda suya para disfrutar. Pueden ver el tranquilo paisaje del Lago. El clima es bueno en el exterior y hay muchas personas caminando placenteramente en el puente viejo que va de un extremo a otro. El pecoso no puede comer demasiado, solo se concentra en mirar la escena y su corazón pronto consigue llenarse de una profunda nostalgia.

En la escuela secundaria Hwang y él a menudo venían al Lago. Cuando llovía, pasaban corriendo sobre el puente y se abrazaban durante horas mientras compartían secretos silenciosos. Hwang Hyunjin  lo llevaba en bicicleta, sacaba su cámara y encontraba siempre el mejor escenario para tomarse fotos con Felix... Lee lo amaba, más de lo que amaba el clima cálido, las flores y los libros. Piensa de nuevo y suspira... Minho siente los sutiles cambios de ánimos en el rubio. Estaba sentado frente a él, estaba sujetando su mano, pero no es lo suficientemente fuerte como para interrumpir sus recuerdos.

Los recuerdos con alguien más.

El sol le da a sus pestañas un brillo dorado, y Minho no tiene dudas de que el Lee Felix de este momento, pese a la tristeza en sus pupilas... está más satisfecho y más feliz que en Seúl. Lee Minho no interrumpe al Lee Felix que imagina cosas y piensa, que sería bueno hacerlo tan feliz como parece que lo fue hace ya mucho tiempo...

Sí, eso estaría bien.

Á𝓶𝓪𝓶𝓮 𝓣𝓪𝓷𝓽𝓸 𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓟𝓾𝓮𝓭𝓪𝓼 // 𝙷𝚈𝚄𝙽𝙻𝙸𝚇 // 𝙼𝙸𝙽𝙻𝙸𝚇Where stories live. Discover now