-          No puedo creer todo esto sea cierto, soy una completa idiota.

-          ¿Por qué? – me pregunto curiosa.

-          Mi entrevista con él fue malísima y le dije que, si él había logrado algo, además de heredar todo lo de su padre, soy una tonta- dije golpeándome la cabeza – con razón no me dieron el trabajo.

-          Su papá lo que hizo fue darle una gran lección, hay muchos herederos que han desperdiciado todo el imperio que construyeron sus antecesores, porque no saben lo que les costó realmente construirlo y Alessandro demostró que es digno hijo de su padre.

-          Pues si.... Me siento tan tonta y avergonzada – le dije apesadumbrada.

-          Que importa si ya te lo cogiste – me dijo emocionada.

-          ¿Solo piensas en eso no? – le dije levantándome de la cama y saliendo de su habitación al mismo tiempo que le lanzaba la almohada en la cara.

Nunca me había sentido tan tonta, y ahora no sabía que iba a pasar, me dirigí a la cocina para prepárame un café, era justo lo que necesitaba, abrí la alacena, y saqué el café para pasar, armé mi cafetera italiana, es la única forma en la que puedo disfrutar un buen café, prendí la candela a fuego bajo y coloqué la cafetera, me quedé ahí esperando, para apagarlo en el momento preciso, ya que después coge un sabor diferente, si bueno yo soy muy especial cuando de tomar mi café se trata, y mientras esperaba disfrutando el olor delicioso que emanaba e iba despertando mis sentidos, recordé algo, que estaba muy escondido en mi memoria, y que realmente hubiera preferido olvidar – LE DIJE QUE ERA VIRGEN – ¿cómo pude haberle dicho eso?, los recuerdos comienzas a golpear mi cabeza uno tras otro, cuando terminamos aquel encuentro salvaje, yo estaba demasiado feliz, demasiado melosa, y cuando me despedía de él, le dije al oído : tú fuiste mi primera vez ; luego le di un beso y me fui, en ese momento no lo percibí, pero ahora lo recuerdo, su cara después de esa confesión era un poema.

Todo el fin de semana, al menos lo que quedaba de él, me la pasé encerrada en mi cuarto, sinceramente no tenía ni ganas de comer, Paola había pedido pizza, y apenas me alimenté con dos rebanadas y algo de fruta, quería simplemente que la tierra me tragara.

-          ¡Vamos! – intentaba animarme Paola – no es tan grave como parece, probablemente el no recuerde nada.

-          ¿Crees que me busque? – pregunté ingenua.

-          ¿Para qué? – me respondió confundida.

-          No sé, es decir – dije avergonzada – ¿qué pasa después de hacer el amor?

-          ¡Oh! Tu ingenuidad hasta me da ternura – me dijo en tono sarcástico- ustedes no hicieron el amor, sólo tuvieron sexo.

-          No te burles de mí, es en serio ¿qué pasa después de esto? – insistí con la pregunta

-          ¡Nada! – me dijo sincera – no pasa nada, en serio lo siento mucho si te habías hecho ilusiones, pero así son los encuentros casuales, y alguien tenía que decírtelo.

-          Oh – respondí decepcionada.

-          Por lo menos se habrán cuidado ¿no? – me preguntó seria.

-          ¿Qué? – pregunté al mismo tiempo que tenía una taquicardia.

-          ¿Se puso condón? – me preguntó

-          No lo sé – respondí presa de los nervios – ¡seguro ya estoy embarazada!

-          Ja ja ja ja  - explotó de risa burlándose de mi – vamos a la farmacia y compremos una pastilla de el día después.

Me puse lo primero que encontré, y fuimos caminando a la farmacia, a paso de procesión, mientras iba preguntándole cosas a Paola propias de una inexperta, ella dejó de reírse de mí, y me explico que si iba a ser sexualmente activa debía usar algún método anticonceptivo, y que usar condón era obligatorio no solo para evitar un embarazo sino para evitar una enfermedad de transmisión, cuando dijo eso me asuste más, porque había cometido una imprudencia o al menos eso creía, me dijo que aunque el aborto fuera legal, nunca podría deshacerme de una ETS, y luego de eso, decidí no volver a tener mas relaciones sexuales.

Ya en la farmacia, compramos la pastilla, pedí un vaso con agua a la señorita de atención me sentía realmente avergonzada, como que estuviera cometiendo el peor de los delitos sin embargo Paola muy suelta de huesos pidió dos cajas de condones, y me dijo:

-          Uno para ti y otro para mi -. Lo dijo con total desparpajo, arrojándolos dentro de su bolso y guiñándole un ojo a la vendedora.

******* Espero que te haya gustado este capítulo, el mejor agradecimiento es regalándome una estrellita*********** pasa por mi perfil , que tengo mas libros para ti.

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora