TERCERA PARTE : CAPITULO UNO :PESADILLA

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Lunes 19 de junio

El domingo luego de aquel encuentro tierno y apasionado, me desperté con ganas de mas, era como una auténtica droga el tenernos tan cerca, el haber estado en abstinencia de nosotros durante tanto tiempo, era algo así como una recaída a una enorme adicción, era adicta a su piel, a sus besos, a sus caricias, a su aroma, a sus arruguitas que salían alrededor de sus ojos cuando sonríe, era total y completamente adicta a él, y ahora que lo tenía junto a mí, no iba a existir nada ni nadie, que me aleje de mi adicción favorita, muy por encima de los chocolates.

Apenas abrí los ojos eran aproximadamente las 11 de la mañana, sentí un delicioso aroma a café, sólo olerlo….recordé que era mi tercera adicción, café traído desde Perú, algo mas delicioso, sólo Thomas, al menos para mí, soy total y completamente inmune a los efectos del café, ni me quita el sueño, menos me mantiene despierta, solo me queda disfrutar su sabor, y que mejor aún a lado de mi Thomas, sí mío…por fin mío. Me levanté perezosa, y arrastré mis pies a la cocina, no me había dado cuenta lo bien que había dormido, creo que después de mucho tiempo, de lejos la mejor noche de mi vida, pero aún así quería regresar a la cama con Thomas.

Lo busqué por todas partes pero, no lo encontré, por un momento dudé que todo lo que había pasado haya sido un mero sueño,  el café no lo había preparado yo, pero …¿Dónde estaba Thomas?  Al ver que era infructuosa mi búsqueda, ya que era evidente, él no estaba, me dirigí al baño, al menos para asearme, el debía regresar.

Al poco tiempo escuché que alguien tocaba, pensé que debía ser muy tonto, pues era obvio que había cogido mis llaves, aunque se me hizo extraño que no las usara, igual fui corriendo a abrir la puerta, con la sonrisa mas enorme que pueda dibujar  en mi cara.

-Acaso no llevaste las llaves?-  dije mientras abría la puerta.

Mas enorme que mi sonrisa fue mi sorpresa y la cara de espanto que puse, cuando vi plantado en mi puerta a Daniel.

-Hola- me dijo algo serio.

-Hola…quieres pasar?- dije un poco nerviosa- acabo de hacer café.

-Te fuiste muy temprano hoy, cuando me levanté no te encontré y bueno….aquí estoy.

-Si… es que no me sentía cómoda.- le dije algo nerviosa.

-Quien te trajo?- preguntó y se mantenía en la puerta, no entraba ni dejaba salir, en caso quisiera correr, pues me estaba asustando su actitud.

-Thomas, se ofreció traerme.- le dije.

-Él está aquí?- pregunto mientras miraba hacia adentro por encima de mi hombro.

-No- dije de inmediato, bueno técnicamente era cierto.

-Supiste lo que pasó con Emilie?- insistía con el interrogatorio.

-A que te refieres exactamente…- quise hacerme la tonta, pues era yo quien la había encontrado infraganti fornicando con quien sabe quién.

-Hoy cuando los buscaba a Thomas y a ti, encontré a Emilie, en la bañera de la habitación de Thomas- bueno se estaría dando un baño ¿no? Fue la primera estupidez que pensé, muy mal que él entrara sin tocar.

-Ella está bien?- pregunté suponiendo que estuviera echa un mar de lagrimas.

-Estaba muerta, sumergida en el agua de la bañera- mierda  ¿y esto fue porque Thomas la dejo?, - llamé al 911, necesitan que vayan a declarar, les pareció extraño que Thomas haya desaparecido.

Me quedé en silencio sin saber que responder, pues era evidente que si pensaban algo sobre Thomas, yo era su coartada perfecta, sin descontar el hecho de que él es inocente, evidentemente intentó suicidarse quizás para dar un susto a Thomas  y víctima del alcohol no midió las consecuencias, pero yo no podía contarle a Daniel, de buenas a primeras que él y yo habíamos pasado la noche juntos, no era la forma, ni el momento, y rogaba para que se fuera de una vez, y que Thomas no llegara aún, pero como siempre mis ruegos no fueron escuchados y mis días cuando tienen que ser emocionantes se superan los unos a los otros.

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora