Capítulo 1

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Ian Wright

El televisor está encendido, pero le he bajado casi todo el volumen. Sólo se oyen las quietas respiraciones de dos francesas que duermen a mi lado.

Es la primera vez que vengo a Paris, y es por cuestiones de trabajo. Quizá regrese en otra ocasión, pero sólo para divertirme. Aunque en realidad, me he divertido bastante hace apenas un par de horas, ¿quien diría que mi primer trío lo realizaría en la ciudad del amor?

Miro la hora en la pantalla de mi móvil. Son las seis y media. Hace media hora debí de haber bajado al vestíbulo del hotel para verme con Alexandra y Aarón para revisar -nuevamente- el plan que llevaremos a cabo para robar un diamante carísimo en el after party de un desfile de modas.

Pero antes tendremos que estar ahí viendo desfilar a las modelos. No es que me queje, de hecho, me gusta admirar al género femenino, pero me parece innecesario perder tanto tiempo estando ahí sentados.

Además, estoy harto de repasar el plan tantas jodidas veces. Lo revisamos antes de salir para acá, lo revisamos durante el viaje, también ayer por la noche, hoy en la mañana y lo haremos de nuevo antes de irnos; ya me lo sé de memoria. Y me irrita tener que estar ahí y soportar el mal carácter de Alexandra.

Y como si la hubiera invocado, tres golpes fuertes hacen vibrar la puerta de la habitación, y automáticamente sé que se trata de ella.

Pongo los ojos en blanco, me levanto de la cama, tomo mis boxers del suelo y me los pongo mientras camino hasta la puerta trastabillando. Golpea de nuevo.

Giro la cabeza esperando que no haya asustado a mis acompañantes, pero ellas siguen profundamente dormidas.

Abro la puerta, y ahí está. Su diminuta figura esta frente a mi con los brazos cruzados sobre el pecho, me fulmina con sus bonitos ojos castaños. Ella debería saber a estas alturas, que eso no me intimida en lo más mínimo.

- ¿Ocurre algo? -le pregunto.

Ella frunce el ceño, baja la mirada y se da cuenta que llevo únicamente una prenda. No se ruboriza, ni se incomoda y mucho menos se avergüenza de verme así. Después de todo, no hay nada que ella no haya visto antes.

Sus ojos se enfocan de nuevo en los míos.

-Se suponía que debías estar allá abajo desde hace más de media hora, Wright -Me dice en tono molesto.

Me encanta que me diga así, suena sexy.

-Perdón, Martinez. Estaba ocupado.

- ¿Estar dormido es estar ocupado? -Enarca una ceja.

-Para mí lo es.

Pone los ojos en blanco.

-Apresúrate a vestirte, necesitamos estar allá abajo con Aarón.

Hasta ese momento es que me doy cuenta de como va vestida. Nunca antes la había visto con un vestido. Es color perla, y se ciñe muy bien a su figura resaltando sus curvas y también el color de su piel. Es morena. Ella fue la primera latina que conocí, viví gran parte de mi vida en Canadá y allá no es muy común que viva gente de esa procedencia. Cuando me mudé a Brooklyn e inicié mi vida delictiva, un hombre se contactó conmigo para ofrecerme un trato, me dio una dirección, acudí al lugar, era una casa grande, toqué la puerta y fue Alexandra quien me abrió. Y me quedé como un tarado mirándola.

La verdad es que es muy guapa, tiene unos bonitos ojos castaños, grandes y expresivos. Siempre ha traído el cabello largo, es castaño y cae en ondas sobre su espalda.

IAN WRIGHT [+18] ||TERMINADA||Where stories live. Discover now