IAN WRIGHT [+18] ||TERMINADA||

Capítulo 24

Ian Wright

Escucho cuando Alexandra cierra la puerta de la habitación, espero un poco por si ella decide regresar; pasa un tiempo considerable y le hablo a Nathan en voz baja.

—Ya está todo listo, en un mes me iré con Alexandra a Londres.

—Aun no puedo creer que decidas hacerlo. —Niega con la cabeza y resopla antes de volver a hablar —. ¿Qué pasará cuando Richard se entere de lo que has hecho?

—No se enterará —replico.

— ¿Por qué estás tan seguro?

—Porque sí, lo conozco y sé que...

— ¿Qué? —me interrumpe—. ¿Crees que porque no ha revisado esa cuenta en años no se dará cuenta de que le has robado? ¡Por dios, Ian! Eres el mejor jodido hacker que conozco en el puto mundo, eres un maldito genio, ¿Cómo es posible que pienses de esa manera?

Joder, odio cuando tiene toda la maldita razón.

Me quedo callado sin saber que decirle. Sé que es muy probable que Richard me descubra, y que me meteré en graves problemas cuando eso pase; pero necesitaba hacerlo. Quizá Nathan no lo entienda, pero él no conoce la situación... y aunque la supiera estoy seguro de que no la comprendería. No puedo seguir con esta vida; no puedo seguir exponiendo a Alexandra; no puedo permitir que ella siga arriesgándose a que la atrape la policía.

La amo como jamás creí que podría hacerlo. Ella es todo lo que tengo, no quiero perderla por culpa de un trabajo mal planeado o por alguien como Natalie.

Necesito alejarla de todo esto, protegerla, cuidarla y ver por ella. Quizá debería hablar con Alexandra y convencerla de que deberíamos irnos mañana mismo, o tal vez...

—Debes devolverlo —dice Nathan interrumpiendo el hilo de mis pensamientos.

No puedo evitar reírme sarcásticamente.

— ¿Bromeas? Por supuesto que no, y sabes que ya no puedo hacerlo.

Me pongo de pie, camino hasta el mueble donde se encuentra el televisor, tomo mi cajetilla de cigarros y saco uno; lo enciendo y doy una larga calada. Segundos después expulso el humo y me siento un poco más tranquilo.

No, no devolveré ni el dinero ni las joyas, los necesito; aparte de que sería inútil, de todos modos Richard se daría cuenta y me jodería igual.

— ¿Es por ella? —me pregunta Nathan varios minutos después.

—Quizá —contesto sin voltear a verlo preparándome para lo que me dirá.

—No puedo creerlo. Ian... esto es absurdo, realmente absurdo. Te conozco, sé que después de un tiempo estarás de nuevo recorriendo los bares y burdeles de la ciudad buscando a otra chica; no tienes que arriesgarte por ella. Es muy hermosa, eso no lo discuto, pero no es la única chica en el mundo.

—Te equivocas, sí es única y yo la amo. La he amado desde que la conocí, he estado con otras mujeres pero ninguna me ha hecho sentir así. Alexandra es especial, no es una puta.

Nathan ya no dice nada, obviamente no comprende en absoluto lo que siento por Alexa y tampoco espero que lo haga. Él jamás se ha enamorado —o eso creo yo—, desde que lo conozco no he sabido que haya tenido una relación seria, únicamente lo he visto divirtiéndose con mujeres en antros para después llevárselas a algún motel.