Capítulo 28

430 35 1
                                    

Alexandra Martínez


Camino de un lado a otro con los brazos cruzados sobre el pecho. Hace más o menos dos horas que desperté, nadie ha venido a verme y tampoco he escuchado a alguien más. No sé dónde estoy, ni qué hora es con exactitud. Estoy en un cuarto pequeño, solo hay una cama vieja y sucia y está únicamente iluminado por un foco pequeño que apenas y lanza unos cuantos destellos de luz amarillenta.


De pronto me detengo, aguzo el oído y es cuando me percato de lo que se oyen son pasos. Alguien se acerca. Me coloco frente a la puerta de hierro con postura desafiante. Mis oídos palpitan marcando mi pulso. Sea quien sea se ha detenido, escucho como inserta la llave en el picaporte, éste gira y entonces la puerta se abre.


No me sorprendo de ver a Natalie frente a mí, después de haber llamado a la policía mientras llevábamos a cabo el robo ahora me puedo esperar cualquier cosa de ella. Me dedica una sonrisa maliciosa, disfruta bastante de verme aquí, y yo no le voy a demostrar cuanto me afecta.


Alguien cierra la puerta detrás de ella, de seguro es Aarón. Natalie camina contoneando las caderas y se sienta en la cama cruzando las piernas. Nos miramos durante largo rato sin decir nada, la verdad es que no tengo nada que decirle... al menos no por ahora. La zorra de Natalie suelta un suspiro dramático. Me mira de arriba a abajo con gesto desdeñoso.


—Intento entender —comienza—. Dime, ¿Qué vio Ian en ti? No me lo tomes a mal, pero no tienes un cuerpo particularmente envidiable, incluso careces de curvas.


Pongo los ojos en blanco demostrándole cuanto me aburren sus palabras. La verdad es que no me molestan sus palabras, sé perfectamente lo que tengo y lo que en términos estéticos podría faltarme; pero al parecer ella cree que lo único importante en la vida es tener unas tetas de tamaño de melones y un culo gigante.


—Dime algo que no sepa, Natalie —le respondo en tono burlón.

—Bueno, al menos lo sabes. ¿Qué? ¿Acaso Ian iba a pagarte una cirugía plástica?

—No. Creo que no te has dado cuenta, pero Ian no es un chico a quien le interese mucho el físico.


Natalie se queda callada con gesto ausente mientras asiente lentamente con la cabeza, como si estuviera pensando muy seriamente en mis palabras. Se pone de pie y se acerca a mí. Se detiene a un paso de distancia, me dedica la sonrisa más falsa que haya podido esbozar y pestañea rápidamente. Al parecer hará un comentario sarcástico o algo así.


—Por supuesto que lo he notado, es demasiado obvio ya que se ha fijado en ti y no en mí.


Y entonces comprendo todo. Ella ha mandado a Aarón para que me secuestrara para que pueda ir de puta a ofrecérsele a Ian, por lo visto no lo conoce, y no sabe de lo que él es capaz. No, por supuesto que no, porque ella lo que quiere es que él la mire como mujer, que la desee, que la posea... incluso puede que quiera que Ian la ame. Pero es jamás pasará. Ian me ama, me ha amado desde siempre, tanto como yo a él y sé que vendrá a buscarme.


—Dime, ¿Qué vio en ti?

—No lo sé, Natalie. Pregúntaselo a él.

IAN WRIGHT [+18] ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora