IAN WRIGHT [+18] ||TERMINADA||

Capítulo 18

Ian Wright

Sólo se encuentra Richard en su despacho. Estoy seguro de que debido a la ineptitud que demostraron los demás, ha decidido correrlos a todos.

Dejamos las joyas sobre su escritorio y esperamos a que nos diga algo.

Él se pone de pie y examina los costales, uno a uno. Su rostro no refleja nada, por lo tanto, no podemos saber si está satisfecho con el robo o por el contrario si está más furioso que nunca.

Tomo la mano de Alexandra para poder calmar mi ansiedad, y creo que ella también lo necesitaba, su mano aprieta con fuerza la mía; y no es para menos, esto es muy importante para ella.

Soltamos un suspiro de alivio cuando vemos que una sonrisa se dibuja en el rostro de Richard.

Nos da las gracias y nos informa que podemos pasar por otro cheque mañana, ha decido aumentar el monto prometido.

Ahora nosotros le agradecemos, nos despedimos de él y salimos.

Subimos a la camioneta y conduzco derecho hasta mi casa. Quiero estar a solas con Alexandra, y festejar con ella que su primera misión como "supervisora" haya sido un éxito.

Alexandra me despierta dándome varios besos en el rostro, me encanta que lo haga, me resulta algo bastante tierno y puedo notar el amor que siente por mí —aunque ella no lo diga—. La tomo de la cintura mientras capturo su boca con la mía y la beso con intensidad. Ella responde a mi beso de la misma manera. Segundos después, se separa un poco de mí.

—Preparé el desayuno —anuncia.

—El desayuno puede esperar —contesto volviendo a besarla.

Ella se deja hacer pero casi de inmediato coloca sus manos en mi pecho y me aparta.

—Levántate ahora, Wright. Los huevos se enfriaran y no voy a preparar más.

— ¿Es una amenaza, señorita Martínez?

—Probablemente, señor Wright.

Me guiña un ojo y se levanta de la cama ágilmente, sale de la habitación y yo detrás de ella.

Desayunamos en completo silencio, únicamente nos lanzamos miradas y ella ocasionalmente roza su pierna con la mía.

Después, la ayudo a lavar los trastes. Me siento un poco nervioso, no sé qué decirle y empiezo a sentirme como un completo idiota.

Estoy a punto de decirle algo, pero ella se me adelanta.

— ¿De verdad Natalie llamó a la policía?

Al oír el nombre de esa perra de inmediato siento como me hierve la sangre. La odie en cuanto me di cuenta de que le había avisado a la policía del robo, y más cuando vi que le exigió a Aarón que arrancara la camioneta para dejar sola a Alexandra. Ese cabrón también me la va a pagar.

—Sí, de verdad lo hizo.

Alexandra niega con la cabeza. Se seca las manos con una toalla pequeña y coloca las manos en sus caderas.