Capítulo 11. ¿Miedo al compromiso?

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Capítulo 11. ¿Miedo al compromiso?


ALEXIS'S POV.


Ayudarle a mamá en la florería todos los Jueves después de clase me daba puntos extra para permisos. Pero en realidad, secretamente lo disfrutaba. No era como que armar ramos, cortar tallos y espinarme cada maldita vez que agarraba una flor fuera mi pasión exactamente, pero siempre había disfrutado de la compañía de mamá. Siempre salía a la cafetería de al lado a la misma hora y nos compraba un café frío y un baguette de salmón. Después veíamos juntas ese programa donde las novias escogían sus vestidos para sus bodas, que yo odiaba pero que a ella le encantaba.

Admiraba la forma en la que mamá amaba hacer lo que hacía. Siempre atendía a todos con la sonrisa más grande y con paciencia escogía las flores perfectas para los clientes cuando ellos no sabían exactamente qué flores se utilizaban para ciertas ocasiones.

Envidiaba de buena manera a las personas que tenían sus pasiones tan marcadas y eran fieles a lo que amaban hacer. Siempre había deseado ser así. Desde pequeña había pasado por innumerables hobbies, pero todos y cada uno de ellos eran fugaces y el gusto me duraba tan solo unas jodidas semanas.

Cuando entré al equipo de fútbol femenil en secundaria, me di cuenta de que era medianamente buena en ello. Mi padre notó lo mismo, entonces decidió que era buena idea ayudarme a entrenar. Todos los domingos me llevaba a Hargetown Park para practicar mis patadas y mis pases. Con el tiempo dejé de ser solo "buena", me convertí en la capitana del equipo y de pronto sin darme cuenta tenía a todo el equipo femenil y a más de la mitad de la escuela con las esperanzas sobre mis hombros.

Y yo, bueno, me gustaba jugar, pero no de la misma manera que mamá amaba sus flores, ni Dani la música, ni Gabe el mismo fútbol. Supongo que simplemente lo seguí haciendo porque todos me decían lo buena que era, y porque los ojos de papá brillaban de orgullo cada que ganábamos algún torneo.

La campanilla de la puerta sonó y me descoloqué un poco al verla entrando con una sonrisa tan natural.

¿Qué hacía ella aquí?

—Hola Alexis —me saludó con una sonrisa y después miró a mi madre— qué tal señora Parker.

—Hola linda —mi madre le sonrió de vuelta simpáticamente— ¿te podemos ayudar en algo?

—Bueno, en realidad venía a ver a Alexis

Mi madre me miró apretando los labios, disimulando una sonrisa. Conocía esa expresión, me la echaba cada vez que me veía cerca de alguna chica. Traté de no poner los ojos en blanco cuando me apretó el hombro y comenzó a caminar hacia la bodega.

—Entonces las dejo —dijo— tengo que hacer inventario en la bodega. Lex, te quedas a cargo de la caja.

Asentí mirando a Roney, quien se acercaba al mostrador.

—¿Está bien que haya venido sin avisar? —preguntó dudosa.

—No importa —le resté importancia quitándome el overol que mi madre me hacía usar, colocándolo en el perchero del mostrador— ¿vamos afuera?

Conocía tan bien a Luce, que sabía que estaría escuchando al otro lado de la pared.

Nos sentamos en unas mesitas que estaban afuera del local. Miré a Roney expectante, no sabía muy bien por qué había venido a verme, para ser sincera me descolocaba un poco.

—¿Es raro que esté aquí? —me preguntó con una sonrisa incómoda mirando sus manos y después a mí.

Fruncí la boca haciendo un ademán con la mano para quitarle importancia. —Para nada

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