Capítulo 34.

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Capítulo 34.


—Pensé que ya habíamos superado la etapa de las miradas insoportables por los pasillos —dice Alexis fastidiada cerrando su casillero.

—Tranquila, que no te miran a ti —Mía guarda su teléfono móvil dentro de su bolso comenzando a caminar junto con la chica más alta—. Nunca subestimes la capacidad de River Valley para esparcir noticias.

—Cómo demonios es que ya lo saben si literalmente acaba de ocurrir hace dos días.

—Habrán sacado sus conclusiones —se encogió de hombros pareciendo resignada—, al parecer tengo que ser vista por lo menos una vez al día con él de la mano para que la gente siga creyendo que todo marcha bien en mi relación perfecta.

Alexis no puede evitar sentir un poco de pena por la castaña, sabiendo lo horrible que es estar en boca de todos sin importar si el rumor es bueno o es malo, el simple hecho de sentirte un animal dentro de un zoológico siendo el entretenimiento de los demás es suficiente para hacer sentir mal a cualquiera.

—¿Se les perdió algo par de mocosos? —Alexis encara intimidantemente a un par de chicos de primero, ambos ensanchan los ojos y comienzan a caminar tan rápido como pueden evitándola—. Si vuelvo a ver a alguien metiendo las narices donde nadie los ha llamado me voy a encargar de que se les quiten las ganas de hacerlo, no me molestaría cortar un par de gargantas —dice tan fuerte como su voz se lo permite, mirando a todo aquel que se encuentra en los pasillos en ese momento—. Así que más les vale correr la voz sobre mi advertencia, bola de pelmazos.

Alexis sabe que aquello ayudará, sin embargo no será suficiente para apaciguar las aguas turbulentas en River Valley ahora que el rompimiento de Nate y Mía es la gran noticia del mes. Sabe que durará por lo menos un par de semanas, o quizás más, teniendo en cuenta el jodido impacto estúpido que aquella pareja tiene.

Los estudiantes evitan mirarla directamente, y le parece gracioso lo cobardes que pueden llegar a ser cuando se ven descubiertos bajo el reflector de sus ojos marrones intimidantes dispuestos a patear traseros.

—No tenías que hacer eso —la mano suave de Mía sostiene su brazo, abrazándose a él y ambas retoman camino— pero gracias.

Y la forma tan preciosa en la que Mía le sonríe hace que quedar como la matona una vez más, valga totalmente la pena.

Ambas se encuentran en la cafetería con los demás chicos, quienes afortunadamente no mencionan nada acerca de los rumores y en cambio lo único que hacen es intentar convencer a Kiara de hacer una fiesta en su casa por la noche.

—Es que para ti una reunión son más de treinta bravucones drogándose en mi jardín —Kiara negaba con la cabeza, cruzada de brazos y mirando desaprobatoria a Tyler.

—Mujer, abre tu mente —Tyler hizo un ademán de una explosión cerca de su cabeza— es recreativo —sostuvo haciéndose el interesante y ganándose un coscorrón por parte de Gabe— además fumar un poco de eso antes de aquello —sonríe misterioso y con perversión—, lo recomiendo

Tyler sigue narrando sus experiencias —según él— cósmicas a los demás bajo la atenta mirada de casi todos.

—Entonces... —Lawrence abraza a Mía por los hombros y le habla en aquel tono de voz que a Alexis le parece patético— ¿Qué dices si arreglo tu corazoncito roto esta noche en la fiesta de Kiara? —El rubio la mira sugerente, Alexis pone los ojos en blanco y finge arcadas.

—¿Por qué estamos asumiendo que la fiesta es un hecho? —interviene Kiara mirándolos incrédula, pero Alexis no presta atención porque está muy ocupada asesinando a Lawrence con la mirada— ¡No va a pasar!

IN BETWEENWhere stories live. Discover now