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Suspiré contra sus labios, había fuego en sus palmas, ardían contra mi piel, quería quedarme por siempre en esa casa pero no podía hacerlo, quería huir de todo, solo quería estar con él sin más locuras, sin más esperas.
Cuando me hacía el amor, sentía que comenzaba a amarlo a un nuevo nivel. Sentirlo en mí, me enamoraba tanto. Ya no existían límites en mí .
Bajo su cuerpo, levanté las piernas a su cintura y gemí a su oído mientras él golpeaba fuerte su entrepierna contra mía. Jadee en cada rudo movimiento, su nombre salió más de una vez de mi boca y otras muchas veces salían plegarias. Le rogaba que siguiera más, lo hiciera así, me llevara al límite sin cuidado, salvaje.
—Te necesito más... Harry— gemí encantada, subiendo una mano a la almohada que estaba contra la cabecera, buscando desesperadamente un lugar de que aferrarme. Harry gruñó y subió una mano también, para sujetar la mía y con la otra, me tomó por la espalda baja y curvo mi cuerpo.
—Oh, preciosa, quisiera poder hacerte mía todos los malditos días, quisiera que vivieras en mi cama... Si te tuviera aquí conmigo, te haría el amor todo el tiempo, hasta volverte loca.
Mordí sus labios alborotada por escucharle decir eso. Estaba fantaseando junto con él, solíamos hacerlo en ocasiones como esa. Cuando estábamos solos y desesperados por amarnos sin limitaciones.
—Mmm... quisiera que así fuera— lo animé a seguir y él sonrió cautivado, acercándose a mi oído para susurrar.
—Un día va a ser así, voy a tenerte solo para mí, voy a darte todo lo que tengo, voy a ser tuyo... Ah, mi vida, quisiera que todo esto acabara y llevarte lejos conmigo— siguió hablando.
Habia desesperación en cada una de sus palabras porque estaba en frenesí, pero no se dejaba llevar tan fácilmente por el orgasmo, porque seguía deseando más que eso y después de retenerlo por un rato, se dio vuelta y me sentó en su regazo.
Ahí, tomé su rostro entre mis manos y él me sostuvo por las caderas.
—Ahí, muévete ahí, linda— gimió y podía ver que estaba bastante complacido, pero intentaba retenerlo.
—Vente— ronronee y él hizo una expresión encantadora de placer.
—No, vente tú— suspiró.
—Vente, vamos, solo hazlo— insistí.
Mi lado más narcisista se estaba proponiendo lograrlo y me columpiaba de atrás adelante, buscando obtenerlo.
Harry se recostó y yo lo seguí para mantener mis labios muy cerca de los suyos y mi cabello seduciendolo de a poco, acariciando de vez en cuando sus mejillas y sus hombros.
Harry subió una mano y enredo los dedos entre mis mechones sin jalarme mientras yo lo daba todo por obtener una respuesta suya.
El chico gimió ronco y encantador, empujando las caderas para ayudar en ese alocado vaivén y cerró los ojos y curvo la espalda, estremeciendose bajo las palmas de mis manos. Le sentí húmedo, corriendo entre mis piernas y atrape su boca con un beso profundo que él prolongó por unos segundos antes de darse vuelta de nuevo.
