C a t o r c e

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Durante la noche Kalum durmió poco debido a que una lluvia torrencial cayó sobre Cracovia y el sonido de los rayos, se sumó al del viento, cuyo espectral aullido se parecía al que yo producía al llorar

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Durante la noche Kalum durmió poco debido a que una lluvia torrencial cayó sobre Cracovia y el sonido de los rayos, se sumó al del viento, cuyo espectral aullido se parecía al que yo producía al llorar.
Esos lamentos le hicieron pasar una mala noche al chico que al final, harto de tanta cantaleta, se levantó de la cama y encendió la luz del baño para hacerme saber de esa forma que estaba despierto porque yo no me callaba.
Para su mala suerte eso no me pudo importar menos y entonces decidió golpear un par de veces a la puerta de mi habitación. Fue un suave golpeteo, pero lo había escuchado con claridad.
Sólo entonces hice silencio y limpié mis lágrimas.

-Hey, soy yo- anunció, como si no fuera bastante obvio que la única persona que podía estar saliendo de ese baño compartido, era Kalum.
Lo dejé pasar a mi habitación y sin que ninguno de los dos hablara nos recostamos en la misma cama.
Tal vez él pensaba que mi tristeza se debía a la pelea que tuvimos esa noche en el bar, pero no era así, al menos no del todo.

-Lamento mucho haberte hablado de esa forma, estamos en esto juntos, no hay nadie en esta ciudad en quien yo confíe más ahora que en tí, eres lo único que me queda y sería absurdo hacerte daño.

Me conmovió.
Era cierto que tan solo nos teníamos a nosotros mismos y debíamos concentrarnos en mantenernos unidos para sobrevivir.
Estábamos en medio de una guerra, ahí afuera el blanco eran las personas como nosotros.
Cientos morían cada día por todas partes y nosotros éramos los afortunados, los desapercibidos, así que debíamos escucharnos, comprendernos y apoyarnos.

Miramos fijamente el techo. De manera ocasional la luz de un relámpago iluminaba todo el lugar y hacia escándalo a lo lejos.
Tomé su mano y le pedí perdón también.
No quería pelear ni siquiera quería desobedecer sus sugerencias.
Sabía que Harry Styles era un peligro para ambos y eso era todo lo que él estaba tratando de hacerme comprender.

Cerré los ojos y comencé a dormitar pero tenía la sensación de que la fuerza con que sujetaba su mano, no cedía en absoluto.
Mis dedos se afianzaron a él como si mi vida dependiera de eso.
Era cierto, tan solo en Kalum debía confiar.

¿Pero que podía hacer cuando nuevamente volviera a las calles infectadas por el virus Nazi?
Estaban por doquier como perros con uniformes. Sentía que todos ellos me miraban como a una carnaza, esperando una razón o una orden para dar la primera mordida.
Si alguien les sonaba el silbato seguro no lo pensarían dos veces, porque ellos no pensaban, tan solo actuaban como animales vicerales, entrenados a matar o morir matando.

¿Qué era lo que podría cambiarlos o devolverlos a lo que tal vez fueron alguna vez?
Harry.
No debía pensar en él ni debía buscarlo, ni siquiera debía permitir que se acercará ni podía aceptar reunirme en secreto con él.
Tal vez podía evadirlo.
¿Pero cómo, cuando era lo único que pasaba por mi mente ahora?
Harry.
¿Dónde estaba? ¿Por qué no había venido a verme esa mañana?
¿Por qué no paso por la tarde o por la noche? ¿Por qué no volvió a la casa de los Bieleck para hablar?

La chica bajo la farola |H.S|Where stories live. Discover now