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Titulo: Traición. 

Personaje: L. 





Mire el techo blanco de la habitación mientras el incesante tick tack del reloj me recordaba que el tiempo seguía pasando y él no volvía. Tal vez era estúpido seguirlo esperando todas las noches, estar tan esperanzada en que él, tarde o temprano, abriría la puerta de la habitación y se acostaría junto a mí como antes solía hacerlo cada vez que me lo prometía. 

Siempre me pregunté si era muy egoísta de mi parte esperar cosas como estas por parte de él. Teníamos cinco años juntos y sabía perfectamente cuál era su rutina; casi nunca dormía. Sin embargo, antes procuraba ir a trabajar a nuestra habitación al menos una vez por semana. Ahora todos los días estaba ensimismado en la sala del cuartel, entre papeles y cámaras de seguridad. Era agobiante ver cómo pasaba tercer plano, convirtiéndome en otro mueble de este lugar. Así era siempre en algún punto determinado de todos los casos. 

Y ahora solo podía sentirme como un ave dentro de una jaula.  

Pasé mis dedos por mi cabellera castaña y me levanté de la cama. Eran las tres de la madrugada. Suspiré. 

Apostaba toda mi ropa a que L seguía en el salón principal del cuartel, observando las cámaras, así que decidí que podría bajar yo a verlo en consecuencia de que definitivamente no vendría a nuestro piso. 

Como cualquier persona normal, decidí tomar una ducha a esta hora, así que me despojé de mi sostén rojo y lo dejé en la cama. Fui a uno de los cajones y me agaché  en busca de algunas toallas para meterme a la regadera. 

La puerta se abrió. 

- ¿Katherina? 

La voz de L me hizo brincar de sorpresa, ocasionando que chocara estúpidamente contra los cajones. 

- Mierda, mierda - susurré agarrando mi frente. El corazón me latía desembocado del pecho. 

- ¿Qué haces semidesnuda?  - L cerró la puerta tras sí. 

- Eh... Y-Yo - me volteé para verlo, cubriendo torpemente mis pechos con ambos brazos. L conocía mi cuerpo a la perfección, pero supongo que saber eso solo lograba ponerme más nerviosa cada vez que me recorría con sus ojos.  - Iba a tomar una ducha.

- ¿ A esta hora? - inquirió, curioso. 

- Te estaba esperando, pero como supuse que no vendrías, creí que no habría problema en que yo bajara a acompañarte... 

- Allá abajo solo serías un distractor. 

- Oh... 

- Por eso decidí subir a verte dormir un rato, aunque debo admitir que me he sorprendido bastante al encontrarte así - comentó con naturalidad, pasándose el pulgar por el labio. 

- ¿Vienes a verme dormir? 

- Todas las noches - se encogió de hombros y metió ambas manos en sus bolsillos. Se acercó unos cuantos pasos hacia mí. A veces Lawliet parecía un fantasma, pues se movía y actuaba como tal, nunca hacía ruido alguno cuando se desplazaba -. Tú nunca fuiste consciente de eso. 

- Ciertamente - murmuré -, creí que ya habíamos llegado a la etapa del caso en donde me ignorabas por completo.

- Mi trabajo me consume  - se paró frente a mí y de un movimiento suave hizo que bajara mis brazos a ambos lados. Apenas se fijó en mi desnudez y me abrazó con fuerza -, pero no pienses ni por un segundo que en algún momento te ignoré. 

Death Note :  One shots.Where stories live. Discover now