[Elle Lawliet]

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Titulo: Salvar al objetivo a cualquier costo. 

Advertencia: Empezamos re fuerte, así que en este capitulo hay lemmon.  Juasjuasjuas. 

Pongan en el reproductor: Lurk  de The Neigbourhood cuando aparezca este símbolo *

                                                                              .    _____________     . 


Atrapado como se sentía bajo ese extraño traje de gala,  el detective Lawliet ingresó a la fiesta. Era una reunión con la gente más adinerada que pudiera haber en Japón, por lo que todo era escandalosamente costoso, hasta las copas parecían ser más caras que que el seguro de vida de la población promedio. Obviamente, esto para L resulta insignificante, puesto que solo tenía un objetivo en mente: encontrarla a ella.  

Buscaba a una chica en especifico. Kara Rivers. Una inglesa de cabello negro y ojos azules, bajita y muy bien proporcionada. Ella era un testigo clave para cerrar un caso que, sorprendentemente, se había dificultado un poco más de lo planeado. 

Esa noche, el asesino tenía planeado matar a la única persona que podía hundirlo en la cárcel por mucho tiempo; ella. 

Así que a L no le quedó de otra más que ir él mismo a salvarle el trasero. 

No tardó mucho en ubicarla, pues parecía un iman de hombres. Tenía a sequito completo tras ella, todos, pensó L,  igual de idiotas seguramente. Así que cuando la chica fue por una copa, él se puso a su lado. 

-¿Qué tal la noche? 

Ella lo miró como se mira a alguien que te quieres dar. Sin embargo, esa era la sensual y natural mirada de Kara. 

- Aburrida, con cero probabilidades de diversión, aunque - le sonrió -, las probabilidades aumentaron en un diez por ciento. 

- Me gustaría hablar con usted, señorita Rivers. - miró a todos los hombre embobados alrededor de ella -, en privado. 

A Kara no le parecía raro que supiera su nombre, era usualmente bien conocida por el genero masculino. 

-Encantada, señooor... 

- Ryusaki. 

Ambos salieron al balcón del gran salón, muy alejados el uno del otro. L se acercó lentamente a ella, restando la distancia que los separa en el gran balcón. Ella se dio cuenta y sonrió. Realmente, en este punto, L ya no sabía quién era la presa de quien, si él intentando engatusarla para salvarla de una muerte segura o si ella, quien lo estaba engatusando tan solo por sonreír de lado, haciendo que se concentrara en sus labios carnosos. 

De repente le entraron unas ganas tremendas de hacer de todo tipo de cosas con esos labios. 

Negó con la cabeza, aquellos pensamientos tan carnales y salvajes eran impropios de él, estaba en una misión. No podía olvidarlo. 

- Y entonces, ¿ha venido solo, señor Ryuzaki? - canturreó la chica, dejando en evidencia la escandalosa insinuación detrás de esa pregunta. Se llevó la copa de champagne a los labios. Siguió viendo hacia el cielo. 

- Así es, señorita Rivers. 

- Me parece raro. 

- ¿Por qué? - cuestionó, mirando de reojo a su alrededor. Dentro de la fiesta, los camareros se movían de formas demasiado sospechosas. No dudó en que fueran los infiltrados. El tiroteo empezaría en cualquier momento. 

- Resulta casi imposible que un joven tan apuesto como usted venga solo. Además, por la clase de personas que frecuentan estas reuniones, usted debe, no, tiene que ser adinerado - se giró hacia él para mirarlo a los ojos. Kara Rivers podía ser una chica que emanaba olor a seducción y juegos sucios, sin embargo, a pesar de su mirada siempre burlona, ella estaba diciendo la verdad. De verdad que aquel hombre le parecía apuesto. - ¿No es casado? 

Death Note :  One shots.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant