Uno.

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De todos los lugares posibles, de todas las situaciones alguna vez imaginadas, Donghyuck odiaba estar metido en esa. Incluso nadar con tiburones hambrientos no parecía tan malo en comparación.

Estaba atrapado en el salón de ciencias en el tercer piso de su escuela, mientras el edificio se incendiaba. Y para hacerlo peor, su única compañía era la persona que más detestaba en la tierra, pero eso es algo para después.

Todo el lugar estaba lleno de humo y hacía calor, ellos no estaban precisamente cerca de las llamas, pero el fulgor anaranjado colándose por debajo de la puerta y el terrible sonido crepitante del fuego les alertaba que no pasaría mucho para que fuera así.

Iba a morir, Donghyuck estaba seguro de que ese era su fin. Rostizado como pollo a las brasas a los diecisiete, ¡simplemente fabuloso!

—¡Deja de llorar y ayúdame a pensar en algo! —bramó el idiota que estaba a su lado, fastidiado. Donghyuck dejó de lloriquear por un segundo para mirarlo de mala gana.

—Estamos en un tercer piso, y rodeados por fuego, Discúlpame por tener un ataque de pánico aquí, imbécil.

—Pero llorando no logras nada, cabeza hueca.

—Oh claro, como si en todo el tiempo que llevamos aquí tu hubieses logrado algo —escupió Donghyuck, el enojo serpenteando entre sus palabras que salían con un tono gangoso por haber llorado tanto—, desde mi punto de vista, esa puerta sigue igual de bloqueada que hace media hora.

Minhyung rodó los ojos y se dio la vuelta, volviendo a su tarea de ignorar a Donghyuck y pensar en una idea para salir de ahí vivos. Donghyuck por otro lado siguió llorando por su vida. Su celular volvió a vibrar entre sus manos y decidió ignorarlo, como venía haciendo desde hace pocos minutos, porque no quería leer los mensajes de preocupación de sus amigos. No quería leer sobre como los bomberos ya estaban ahí y buscaban una forma de sacarlos, porque eso le traería esperanza y la que ya tenía empezaba a desvanecerse.

No podía creer que iba terminar así. Tantas metas y sueños por cumplir todavía. Tantos lugares por conocer. No podía creer que se iba a morir sin ver a su familia otra vez, a sus amigos. A Jeno.

Lloró más fuerte al pensar en su novio, sus ojos nublándose por las lágrimas y su garganta quemando por todo el humo inhalado. Recordó todos los momentos bonitos y los no tan bonitos que vivieron juntos. Y con la melancolía también llegó la culpa. Se iba a morir y se llevaría la culpa consigo.

Inevitablemente empezó a hiperventilar, pensando en que no podía irse con semejante secreto aún escondido en lo profundo de su memoria. Pestañeó para deshacerse de las lágrimas e intentó calmarse, en vano porque con cada pensamiento que surcaba en su mente, más se alteraba. El dolor que sentía en su cabeza palpitaba al son del rápido latir de su corazón. Su pecho parecía incendiarse y no sabía si se debía al aire infestado de humo gris y pesado, o la culpa carcomiéndolo por dentro.

Tomó su celular, pensando en llamar a Jeno. Contarle todo y rogar por su perdón antes de morir, tener el consuelo de escuchar su voz decirle que lo perdonaba. Pero también pensó en lo enojado que estaría el muchacho, en la decepción que se notaría palpable en su voz y que si se moría, Jeno quedaría con una mala imagen de él. Y no quería eso.

—Me va a odiar —sollozó en voz baja, sin darse cuenta de que estaba hablando en lugar de pensar.

—Donghyuck, en serio, deja de llorar —Minhyung tosió y se alejó de la puerta del salón, corriendo hacia las ventanas para abrirlas aún más, incluso si ya estaban completamente abiertas, y hacer que algo de aire fresco entrase al salón.

—Tu no lo entiendes, él me va a odiar... Jeno lo quería a él, pero yo no... He estado enamorado de Jeno desde que tenía uso de razón y no podía dejarlos estar juntos y Jaemin... él es tan culpable como yo, lo dos fuimos egoístas...

—¿De qué...

—Jaemin dijo: "Finalmente será tuyo, y Renjun será mío. Los dos ganamos" y yo accedí —hipó el moreno, todavía envuelto en sí mismo en la esquina del salón—, él lo arregló todo, llenó la cabeza de Renjun con ideas y todo lo que yo tenía que hacer era besar a Jeno enfrente de él. Él no sabe que Renjun también lo quería...

—Okay, escucha... Estamos a punto de morir incinerados, ¿bien? No comprendo bien de lo que hablas, pero tienes que calmarte. 

Donghyuck lo ignoró, inspirando forzosamente por la nariz—. Si Jeno hubiese sabido que tenía al menos una remota posibilidad con Renjun, él no estaría conmigo ahora. Y yo lo engañé. Soy una persona horrible.

—De todas las cosas, ¿lo único de lo que te arrepientes es eso? 

Donghyuck tosió e hipo, un sonido que sonó casi como si se atragantarse. Minhyung tosió también y miró hacia la puerta que era consumida por el fuego y caía derrumbada, lanzando chispas brillantes por la habitación. Ahora tenían una vía de escape, pero no servía de nada porque el fuego empezaba a hacerse paso dentro con tremenda rapidez, agitando sus llamas como tentáculos. Minhyung empezó a darse por vencido y se sentó en el suelo junto al moreno, en una situación diferente no estaría ni a un metro de distancia de Donghyuck.

Pero era diferente porque era el fin y, ¿qué más daban las rivalidades y el odio mutuo cuando estaban a punto de morir?

—Yo también hice cosas malas, como pegarte ese chicle en el cabello el primer año y robar el gorro con el que cubrías tu cabeza rapada. También soy horrible.

Ahora era el turno de Donghyuck de mirarlo con mala gana y preguntarle si eso era lo único que se le ocurría. Minhyung le había hecho otras cosas más horribles que esa. 

—Sabes que te odio, y no necesitabas recordarme eso. 

Mark exhaló y tosió, limpiándose el sudor de la frente. El calor y la cercanía del fuego volvieron su piel rosada, como si estuviera sonrojado—. Tengo... o tenía mis razones para fastidiarte, pero no hay mucho que pueda hacer ahora más que disculparme, realmente fui un idiota, pero tú no te quedabas atrás.

—Eso no suena a una disculpa —Donghyuck señaló, tosiendo entre cada palabra.

—Es que no puedo ser un hipócrita. ¿Y de qué serviría ahora? Las cosas no van a cambiar entre tu y yo. 

—Tienes razón, aunque detesto admitirlo.

Los dos se miraron y como si hubiese escuchado un chiste se rieron. Quizá ese era el único momento de paz entre los dos, y aunque otro si hubiese pensando en disculparse ellos no lo harían. De nada servía llevarse rencores a la tumba, pero lo que se habían hecho no podía ser olvidado tan fácilmente.

El suelo tembló debajo de ellos y su tos se hizo más fuerte y continua. El aire se negaba a pasar por sus pulmones y se sentía asfixiado. Cayó hacia delante sin dejar de toser, aspirando desesperadamente por oxígeno. Sentía a Minhyung a su lado, con la mano sobre su espalda y hablándole, pero apenas podía procesar el sonido; estaba muriendo.

Lo último que vio antes de que la oscuridad le consumiera fue a Minhyung lloriqueando, gritando vagamente que no podía morirse. En su inconsciencia sonrió, divertido por lo ridículo que se veía su enemigo con ojos rojos y la cara sucia de carbón, lágrimas y mocos. 


N/A:

¡Hola! Muchas gracias por interesarte en leer No digas Nada, significa un montón para mi. 

Antes de que sigas adelante, debo advertir que esta historia no tiene un romance explicito como tal, y la única relación amorosa es Nohyuck. Si vienes en busca de una historia de amor trágica Markhyuck, lo siento, no es la historia adecuada. Si habrá bastante Markhyuck dynamics, pero no en el sentido romántico. Así que están advertidos, si deciden leer... ¡Espero les guste!

Un beso :*

No digas Nada ➳ Nohyuck/Markhyuck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora