Epílogo.

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Otros seis meses más tarde.

Hora y media antes de la ceremonia, Donghyuck se encontró frente al espejo de su vieja habitación, peleando con su corbatín para ajustarlo. Después del quinceavo intento de hacer un nudo decente, se dio por vencido y decidió que se veía igual de bien sin él así que no seguiría en la lucha de ponérselo. 

Daba igual de todas formas, no era como si le fuesen a prestar atención a algo como eso y tenía que usar una toga que lo cubriría por completo, así que nadie vería su traje y mucho menos notaría si llevaba o no puesto el corbatín.  Sus manos se movieron para ajustar su camisa y alisar las posibles arrugas en la tela al tiempo que daba un suspiro profundo; iba a graduarse, en menos de dos horas diría adiós por completo a su vida en la secundaria y, aunque había estado deseándolo desde el inicio de las clases (posiblemente desde mucho antes), ahora empezaba a cuestionarse si en verdad estaba listo para avanzar en el siguiente peldaño. 

La universidad, la vida adulta, la independencia que tanto anhelaba, pero que le aterraba al mismo tiempo. 

El sonido de su celular lo hizo saltar y salir de su ensoñación rápidamente para contestar la llamada; era YangYang, que gritó en su oreja como saludo y empezó a preguntar si ya estaba listo porque estaban esperándole abajo. Con su grupo de amigos habían rentado una limusina que los llevara a la escuela, porque querían una entrada dramática al estilo de las películas adolescentes y porque, probablemente sería la última cosa que hicieran juntos siendo que cada uno iba a universidades diferentes. 

Yangyang volvería a Alemania con su familia, Jaemin había logrado entrar a Yonsei junto con Hyunjin, Renjun había obtenido varias propuestas de beca y aún no se decidía y Jeno había optado por inscribirse en Hanyang. Solo quedaba él que aún no tomaba una decisión sobre a cual universidad ir, su corazón y su mente no se ponían de acuerdo, y sabía que sobre la mesa de la cocina aún estaban dos sobres de manila, esperando por él. 

El sobre de Hanyang había llegado primero, y lo primero que había hecho había sido llamar a Jeno, para verificar que él también hubiese recibido el suyo. Habían acordado abrirlos juntos, así que su novio se había ido a quedar con él esa noche. Hicieron toda una ceremonia, como si estuvieran a punto de averiguar si habían ganado la lotería y habían terminado envueltos en un abrazo desordenado y lágrimas, porque los dos habían sido aceptados. Ambos irían a la misma universidad, y la promesa que se habían hecho de niños empezó a tomar forma. 

Luego llegó una carta de la Universidad de Nueva York, y el mundo se le vino abajo. Estaba feliz, claro que si, porque no lo había creído posible y porque sabía que era una oportunidad única. Pero también estaban las dudas, la culpa, el miedo de lo que podría pasar. 

Donghyuck hablaba con Yangyang mientras recogía sus cosas y se aseguraba de llevarlo todo, empujando los pensamientos negativos hasta la parte oscura de su cabeza, porque no tenía tiempo para eso. Y luego bajó a la planta baja de la casa y le avisó a sus padres que iba de salida y que los vería minutos más tarde, cuando estos llegaran a la escuela para la ceremonia. Podía oír a su madre quejarse sobre querer fotos de él y sus amigos, que lo había hecho quedarse ahí precisamente para eso, pero él simplemente le cortó diciendo que ya tendría oportunidad para fotos cuando terminara el acto de grado. Al salir de su casa, guardándose el celular al bolsillo y con sus padres tras él, lo primero que vio fue la dichosa limusina estacionada en la calle frente a su casa, con Yangyang asomándose por la ventana del techo junto a Felix; ambos gritando como lobos y moviendo los brazos como dementes. 

Él solo podía reírse, sintiendo el calorsillo de cariño expandirse en su pecho mientras cruzaba su porche y entraba al auto. 


No digas Nada ➳ Nohyuck/Markhyuck.Where stories live. Discover now