Veinte.

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Mark.

Un suspiro involuntario escapó de sus labios, sus pulmones obligándolo a seguir respirando después de demasiados minutos conteniendo la respiración. El aire parecía importarle poco en ese momento, no era tan necesario como lo era salir de allí y evitar toda esa situación, porque al final de todo, eso era lo único que Mark quería hacer. Huir. Escapar de todo, dejar el dolor atrás, olvidarlo y ser olvidado. Quería dejar de sentirse como se sentía.

Pero las cosas no eran tan sencillas, y menos para él. La gente solía decirle que el destino nunca ponía batallas que uno no pudiera superar, pero él creía que quizás el destino tenía demasiada fe en él, porque su lucha constante le parecía demasiado difícil, y no había manera en la que pudiera darse por vencido. 

Su mirada cayó a sus manos, a sus dedos que jugaban entre sí nerviosos y por un momento se desconectó del mundo, dejando de oír todo lo que estaba a su alrededor para concentrarse en sus pensamientos nerviosos. ¿Y si no resultaba como esperaba? ¿Y si no se parecían en nada? ¿Y si lo odiaba? ¿Por qué no lo había contactado antes? Una tras otra, un sinfín de preguntas se arremolinaron en su cabeza y solo a un poco de ellas pudo darles una respuesta no realmente satisfactoria. 

Su cabeza guardó silencio cuando su abuela entró a la cocina, y Mark dejó de prestar atención a cualquier otra cosa, solo para seguirla a ella con la mirada, esperando que dijera algo. La mitad de si quería que ella le dijera que él había cambiado de opinión y que cancelaba todo, y la otra parte solo quería que le confirmara lo que ya sabía. Su abuela le sonrió con calma y se sentó en la silla frente a él, cruzando los brazos por encima de la mesa y señalando a la laptop con un gesto descuidado. 

Mark sintió que se le aceleraba el corazón y como si midiese cada movimiento, acercó la laptop a su cuerpo y la encendió. No podía dejar que los nervios y la tormenta de sentimientos nublaran su cabeza, porque tenía muchas preguntas por hacer, pero incluso en ese momento, mientras veía el ordenador iniciarse, sentía que todas esas preguntas empezaban a olvidársele. 

Después de encender el aparato se aseguró de que estuviera conectado a Internet, y ni bien un minuto después, la pantalla se iluminó con una videollamada entrante de skype. Mark se sintió vomitar, y quedó congelado por un minuto entero antes de obligarse a aceptar la llamada. 

El hombre al otro lado de la pantalla se veía joven, mucho más joven que el padre de Donghyuck, con un par de canas manchando la espesa mata de cabello negro sobre su cabeza. Mark quiso odiarlo, quiso sentir rencor y quiso poder reclamarle por el abandono que había sufrido todos esos años. Pero no pudo hacerlo, porque ese hombre se parecía a él, o mejor dicho, él era la viva copia de aquel hombre. Y este era su padre y, aunque él quisiera odiarlo, su corazón le traicionaba, emocionándose de por fin tenerlo en frente, incluso si era telefónicamente. 

—Hey, Minhyung. 

No respondió. No encontró su voz para hacerlo, y solo se quedó viendo a la pantalla, absorbiendo todo lo que podía de su padre, porque no estaba seguro de si esa sería la primera y última vez que lo vería. 

—Yo... tengo mucho por lo que disculparme. No he sido un buen padre para ti.  

Quiso decirle que ya no importaba, que no tenía que disculparse siempre y cuando prometiera que todo cambiaría. Que sería un mejor padre entonces, pero él no lo hizo. Solo le explicó la historia que él ya sabia, y una vez más Mark fue embargado por el sentimiento de abandono y soledad que lo había perseguido toda su vida. 

Su padre no había sabido de su existencia, si no hasta un año después de que su madre fuese a la cárcel. Ella nunca le había dicho que estaba embarazada, más importante aún, ellos ni siquiera habían tenido una relación amorosa, así que no había como explicar que ella se hubiese embarazado de él. A la policía poco le había importado el caso de un niño sin familia, sería otro huérfano más del cual el gobierno se haría cargo, y había sido el señor Lee, el padre de Minhyung, quien había insistido en interrogar a su madre, hasta que ella finalmente diera un nombre de quien era su padre. 

No digas Nada ➳ Nohyuck/Markhyuck.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن