Veinticuatro.

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No iba a vomitar. 

Si se repetía suficientes veces aquel mantra, tal vez se hiciera realidad, pero la verdad era que sentía que todo le daba vueltas. Había tenido un buen día, con ayuda de Seulgi había casi olvidado lo que había ocurrido la noche anterior y, las ocupaciones del trabajo parecían ser lo último que necesitaba para dejar de lado, siquiera por un segundo, todo el asunto de Minhyung. Pero claramente se había estado engañando a sí mismo, porque la simple visión de Minhyung de pie en la entrada de la floristería había servido para que se derrumbase de nuevo y se llenara de nervios. 

Al menos podía decir que no era el único nervioso; Minhyung tenía ambas manos hechas puños y estaba demasiado derecho, tenso, esperando por una respuesta de su parte. Había pasado mucho desde la última vez que Donghyuck había podido leerlo tan facilmente, ya se había acostumbrado a las paredes que usualmente rodeaban al mayor, así que verlo ahí, expuesto como un libro abierto era extraño, casi nuevo para él.

Quería decir que no. Tal cual como estaba no le parecía sensato, aún no había pensando qué le iba a decir a Minhyung y presentía que una conversación entre los dos que no terminara en discusión sería imposible de lograr. Pero también se conocía bien a si mismo, y sabía que si le daba largas, entonces nunca enfrentaría al mayor, decidiría que era mejor dejarlo sin hablar y terminaría encerrándose en si mismo y haciendo la vista gorda al asunto, sin prestarle atención hasta que volviera a crecer o desapareciera (pero los problemas nunca desaparecían, seguían ahí, siempre, esperando, lo sabía bien).

Donghyuck bajó la vista a sus manos, pensando qué hacer o decir. Ya había quedado con Jeno para verse al salir y al decirlo no sería una excusa, pero sabía que Minhyung insistiría. Levantó la vista cuando Dejun llamó su nombre y lo miró con ojos perdidos, casi temeroso de que el chino lo fuese a enviar a la boca del lobo. 

—Faltan quince minutos para cerrar, tienes que terminar antes de irte —le dijo con una expresión seria, y casi soltó un suspiro de alivio.

Menos mal no lo hizo, porque de inmediato Mark dijo:—. Yo puedo esperar. No hay problema.  

Terminó asintiendo, sabiendo que Jeno se molestaría apenas se lo dijera. No quería que ambos volvieran a pelearse, solo quería que todo el drama se acabase. Ignoró a Minhyung durante lo que le quedaba de turno y, aunque deseó que el tiempo corriera lento, este pareció ir mucho más rápido. No tuvo problemas al cerrar la caja y hacer el inventario usual de cada día y justamente a las siete de la tarde, se encontró afuera de la floristería, con Minhyung a un lado y el corazón en la boca. 

Ya le había avisado a Jeno sobre Minhyung, y no fue sorpresa que su novio saliera de la libreria nada más al verlo en la acera, cruzando la calle con prisa y atrayéndolo a sus brazos, como si quisiera protegerlo de Minhyung. No podía ver la cara de Jeno desde donde estaba, pero asumía que el pelinegro estaba mirando mal a Minhyung.

—Tu turno aun no termina —le murmuró Donghyuck al cuello, para luego poner las manos sobre su pecho y obligarlo a separarse. Jeno dejó de mirar a Mark con el ceño fruncido para verlo a él con una expresión perdida—. Solo será un momento y luego iremos a casa. 

—Hyuck...

—Estaré bien —sonrió y le puso una mano sobre la mejilla, palmeando ligeramente un par de veces—. Y si se pone mal, yo mismo le pegaré. 

Jeno suspiró, con una sonrisita bailándole en los labios—. Avísame cuando termines. Te estaré esperando. 

Tarareó en respuesta y se puso de puntillas para dejarlo un beso fugaz en la mejilla antes de darse vuelta y mirar a Minhyung. Este no los miraba, estaba muy concentrado en mirar al asfalto y Donghyuck tuvo que aclararse la garganta para hacerlo prestarle atención. 

No digas Nada ➳ Nohyuck/Markhyuck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora