10. No necesita un novio

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Emily

Bueno...

Hoy es Jueves, ya falta poco para que se acabe la semana. ¡Al fin!

La semana se me ha hecho pesada. Ha estado llena de exámenes y proyectos que entregar. No he visto a Ninna ni a Alya en toda la semana. Ya no puedo ni con mi propia alma.

En fin, aquí estoy, escuchando al maestro de física hablar y hablar sobre la fuerza, masa, lo que sea.
Y lo peor es que como entré un poco tarde a la clase me tuve que sentar en una de las sillas de enfrente ya que los demás lugares ya estaban ocupados.

De repente me empezó a doler la parte baja del abdomen, cómo si me lo apretaran, al igual que unas ganas de ir al baño. De seguro y no me tarda en bajar la regla.

Levanté la mano.

- Profesor, ¿Puedo ir al baño? - pregunté

- No, ya casi termina la clase

Rodé los ojos.

¡Pero que odioso! De seguro y si me desangrara me diría lo mismo.

Empecé a hacer pequeños garabatos en la superficie de la mesa para perder el tiempo. Hasta que un cuerpo se plantó delante de mi. Alcé la vista.

- ¿En tu casa también rayas las mesas? - dijo el profesor

Estaba delante de mi con los brazos cruzados.

- No, en mi casa no me aburro tanto, y mi mamá si me deja ir al baño - contesté

El resto del salón se comenzaron a reír.

- A la dirección ¡Ahora! - me gritó el maestro apuntando a la puerta.

Voltee los ojos. Recogí mis cosas y salí del salón.

Recorrí el pasillo vacío hasta llegar a la dirección. Toqué la puerta y la secretaria me indicó que pasase y me guío hasta el despacho del director.
Tomé asiento en una de las sillas enfrente del escritorio.

- Me indican que le faltaste al respeto a tu maestro en media clase - comenzó a decir el director

- ¡Yo solo quería ir al baño! - contesté - Y en mi defensa, solo contesté a la pregunta que el me hizo

El director reposó los codos en el escritorio y se frotó los ojos con los dedos.

- Está bien - habló - Te la dejaré pasar esta vez porque eres nueva y tal vez aún no te adaptas. Pero que no vuelva ocurrir

- Claro, y gracias - crucé los dedos por detrás

Sinceramente, conociéndome, no creo que sea la última vez.

Agarré mi mochila y salí de ahí. Por suerte no se había enterado de que rayé el pupitre también.
No podía volver al salón, así que me quedaban 20 minutos libres. Empecé a deambular por los pasillos, después de todo el drama se me fueron las ganas de ir al baño. Estube así durante un rato, hasta que de repente unas manos en mi cintura me detuvieron, y me amarraron una sudadera por detrás.

- Suerte que soy el único en este pasillo - susurró una voz en mi oído - Supongo que no te gustaría que los demás te vieran así manchada.

Carajo, con razón tantos cólicos.

- Y...¿Te tengo que agradecer? - contesté aún a espaldas de él

- No es necesario linda, para eso estamos los caballeros - dijo mientras su boca comenzó a bajar hacia mi cuello

De repente, sus manos que estaban en mi cintura descendieron a mi trasero.

- Según yo, los caballeros no tratan de follar a las personas a la mitad del pasillo - habló una voz ajena a nosotros

Caso InterrumpidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora