Destellos escarlata [COMPLETA ✔️ Novela 1]

🔸El plan perfecto de Renee🔸

Un gesto de incredulidad apareció en mi rostro, lo invadió como una plaga de hormigas a un día de campo.
Posé la mirada en el chico pelirrojo que se encontraba frente a mí, pero por la cara de éste seguramente debía de dar miedo. Miedo... eso mismo era lo que sentía yo, no tanto molestia, coraje o cualquier otra cosa, si no miedo.

― ¿Y esos qué hacían aquí? ― atajé secamente.

― Han venido a disculparse ― contestó Alex encogiéndose un poco de hombros.

― ¡Ah, claro! ¡Y tú les has creído! ¡¿verdad?! ― solté de manera burlona.

― Por supuesto que no ― dijo él al instante.

Se dio media vuelta dándome la espalda ofendido y se cruzó de brazos. Parecía un niño pequeño molesto por haber sido acusado por una travesura que no ha hecho.

― No sé por qué te molestas si has sido tú la que me ha metido en todo esto ― reclamó el muchacho aún de espaldas hacia mí.

Abrí la boca dispuesta a contestarle, pero me detuve y pensé por un momento en lo que diría a continuación. Él tenía razón, yo lo había metido en todo aquello, lo había llevado a un criadero de gente materialista y falsa, un nido de drogas, alcohol y demás problemas, una fábrica de problemas. Me acerqué lentamente a él y lo abracé por la espalda.

― Lo sé... ― susurré.

Mi cuerpo se relajó cuando sentí el contacto de su calor con el mío, el olor de su piel y pude sentir que él también se destensaba cuando sintió mis brazos envolverlo.

― Pero eso no quiere decir que no me preocupe por ti. Al contrario, lo pienso siempre y me remueve la conciencia saber en dónde te he metido... Pero, Alex, lo hice porque sabía que sin ti no lo podría lograr.

Alex se dio vuelta despacio, quedando su rostro a poco más de un palmo del mío, me miró fijamente y a mí lo único que se me ocurrió fue besarlo.

― Eres mi mejor amigo, ¿lo sabías? ― le dije mirándolo fijamente mientras me separaba un poco de sus labios.

No respondió nada, simplemente se limitó a asentir con la cabeza con una leve sonrisa en su rostro.

― Bueno... ¿y a qué debo el honor de la visita de mi mejor amiga? ― preguntó el pelirrojo un tanto sarcástico.

― Sólo quería venir a saludar. Así que... Hola ― exclamé.

No era un buen momento para comentarle lo de mi plática con Ben. Otro día se la podría hacer saber.

― Hola ― contestó con los labios torcidos en una mueca indescriptible. Algo parecido a una media sonrisa, un gesto de decepción y desaprobación.

― Creo que debo irme... ― dije en voz baja, pero perfectamente audible.