━━ ⦗ fiat nox! ⦘
❝ cameron puede ser lindo y
tener una gran personalidad,
pero Birdie, no hay nadie
mejor que yo. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
john keating había sido llevado a
...
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『 capítulo xv: NUWANDA. 』
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VEINTIOCHO DE NOVIENMBRE, 1959.
ERA UNA NOCHE DE VIERNES COMO CUALQUIER otra en la que los chicos y Eliza se escapaban de la Academia Welton y se reunían en la vieja cueva india para su sesión de la Sociedad de los Poetas Muertos. Aunque, este viernes era un poco diferente ya que Knox había ido a la fiesta de Chet Danburry.
Knox estuvo más que emocionado por eso todo el día y su inquebrantable felicidad preocupó a Eliza. Para ella, Chris no parecía muy interesada en el chico. Parecía que Knox le agradaba solo como un amigo y el pobre chico estaba loco por ella. Ella jugaba con él mientras tenía a su fornido novio a su lado.
Eliza incluso sugirió acompañarlo como su cita pero no cita, para que no estuviera solo. Knox se negó, señalando que eso podría enviarles las señales equivocadas a Chris.
Ahora, se sentaron dentro de la cueva sin Knox y por alguna razón que nadie conocía, sin Charlie. Había dicho que tenía algo que hacer antes de unirse a ellos en la cueva. Los chicos trataron de averiguar qué estaba haciendo, presionando a Eliza para que les dijera, pero ella tampoco sabía lo que Charlie tramaba.
—Empecemos con la reunión.—Eliza sugirió, haciendo que los chicos la miraran.—Charlie se unirá a nosotros cuando llegue, estará bien.
—"Vivir profundo y succionar toda la médula de la vida. Demoler todo lo que no era vida."—recitó la Sociedad en unísono; ya habían memorizado el poema hace mucho.
Mientras recitaban las palabras de Thoreau, una risa extraña interrumpió la reunión. Todas sus cabezas y linternas se giraron hacia la entrada de la cueva en donde tres figuras emergieron de la oscuridad: Charlie junto a otras dos chicas.
—Oh, dios mío.—suspiró Cameron.
Eliza pudo sentir que su mandíbula se tensaba por la molestia y justo una voz preguntó:—¿Es esto?—y entonces, su temperamento estalló. Quizás si Knox estuviera allí, tal vez la habría ayudado a calmarse, pero no estaba ahí y esa extraña ebullición que sintió en su pecho cuando vio a los chicas tampoco no se lo permitía.
