18. LA BÚSQUEDA

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ROGELIO

- ¡Cómo que no aparecen!

Tengo en frente a mi "querida" hermana y "eficiente" enfermero, quienes son unos:

-¡Inútiles!- Les grito

Llegaron hace unos minutos pidiendo ayuda, todos en casa están con los pelos de punta y chillando como si eso solucionara lo que está pasando. Me preocupa el hecho de que esté apunto de caer una tormenta, pero tomo decisiones inmediatas.

- Hugo y yo vamos en la camioneta y los hombres van en los caballos - pero todos se quedan muy quietos - ¡Ahora! - les grito, al parecer aquí solo me entienden a los gritos.

- Yo voy con ustedes - Dice Daniela

- ¡No! - yo también debo tranquilizarme así que respiro antes de continuar - te quedas aquí con María y los demás, me llaman al celular si ellos logran regresar.





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Ya está muy oscuro así que iluminamos el camino con todas las linternas que podemos llevar, vamos a empezar a buscar por lado Oeste del lago.

- ¿Hasta donde alcanzaron a recorrer ustedes?- Le pregunto a Hugo, pues tengo entendido que estuvieron mucho tiempo tratando de ubicarlos antes de regresar.

- Recorrimos todo el lago llamándolos y las colinas cercanas, hasta que anocheció por completo y no pudimos seguir.

-Debieron ir inmediatamente a buscar ayuda a la Hacienda- le digo con frustración.

- Si señor - Me responde- Hicimos mal, no creímos que pudieran estar lejos.

De pronto empieza a llover y los rayos ya caen muy cerca, no podemos seguir así, los caballos se pondrán nerviosos y es peligroso, no puedo arriesgar a los hombres ni a los animales, así que les pido que regresen y Hugo y yo continuamos en la camioneta. Pero a media noche no queda más remedio que regresar, a la camioneta le queda poca gasolina y la batería tampoco aguantará.

En la hacienda no hay noticias, me encierro en el cuarto y Hugo me ayuda a cambiarme de ropa, pero no le dejo hacer mucho, estoy nervioso y enojado.

- Dime ¿Cómo es posible que los dejaran solos Hugo? Paula apenas si monta en el caballo y Margarito es un niño ¡Daniela y tú son unos irresponsables!

Él no me responde nada, agacha la cabeza y noto que está muy nervioso también.

-Si señor tiene toda la razón, pero es mi culpa y sólo mía, yo era el hombre que estaba acompañándolos y los dejé solos, si les pasa algo no me lo podré perdonar.

Ya no quiero clavarle más la culpa, no hay nada más que hacer y quiero calmarme así que cambio el tema:

- Ve a tratar de descansar. Mañana saldremos a penas amanezca, ya llamé al conductor del helicóptero para que esté listo, buscaremos por aire y por tierra.

-¡Espera!- lo detengo cuando está a punto de salir - Por favor recuerda decirle a Efraín que tanquee el carro, y que mañana se queden sólo los hombres necesarios, los demás salen con nosotros.- Hugo asiente y se va.

Me quedo sentado en la cama, mi ventana se estremece y me es imposible dormir pues sólo pienso en Margarito y Paula ¿Cómo estarán? y no puedo evitar considerar lo peor de la situación: ¿y si les pasó algo malo?

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-¡Paula! - Me despierto pronunciando su nombre, miro hacia la ventana y aún es de noche.

Miro hacia la silla y la veo allí sentada riendo a carcajadas.

- ¿De qué te ríes?- Le pregunto confundido.

Ella ahora me mira con apenas una sonrisa, cierra los ojos y entiendo que está orando.

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Me despierto. Ahora si es real, lo noto porque ella no está allí ¡Por Dios! ¿Qué son estos sentimientos que me embargan?¿Qué voy a hacer? siento que no es suficiente lo que estoy haciendo para encontrarla y sé que debo esperar a que haya luz para volver a salir, me digo que debo ser razonable, pero siento que hay algo más que debo hacer y de pronto recuerdo el día que ella misma estuvo intranquila y sólo oró allí junto a mi. No soy un hombre religioso, tal vez ni creo en Dios, pero recuerdo que ella si, así que imito su posición en el sueño: Cierro los ojos:

- MMmm bueno - ¿Cómo le llama Paula?... - Señor, yo sé que no tengo derecho a pedirte nada, hace días que no voy ni a misa, he renegado de ti, en fin, espero que no me saques la cuenta hoy, pero quiero pedirte por ella y Margarito, mira que ella si es buena, ella es más amiga tuya que yo, por favor, y mira que yo pido pocos favores, pero por favor ayúdanos a encontrarla, yo estoy haciendo lo que se puede humanamente, échanos Tú una mano y haz lo demás, gracias, en el nombre de Jesús, amén.

Espero haberlo hecho bien. Respiro un poco mejor y acerco la silla de ruedas a la cama. Salgo a organizar todo para la búsqueda.

En una hora estamos listos para salir y esta vez no pude evitar que Daniela nos acompañara, es tan testadura como yo o tal vez peor, me doy cuenta que nadie pudo dormir, todos estamos preocupados por ellos, Margarito ha sido por mucho tiempo la alegría de la Hacienda y Paula le ha agregado más alegría y además algo de paz a todo el ambiente.


Ya vamos en camino, el helicóptero está en el aire y yo tengo comunicación directa con éste, no pasa una hora cuando me dicen por el radio que ven algo, pero que no pueden aterrizar en la zona, así que nos dan las coordenadas.

La zona es de difícil acceso, en el carro tardaremos más, así que salen hacia allá los hombres en los caballos ya que deben atravesar una gran arboleda y en la camioneta la rodearemos.

Cuando logramos divisar a los hombres también reconozco al caballo, el mismo que llevaban Paula y Margarito en la tarde de ayer. Hugo acelera, imagino que vio lo mismo que yo, así que ambos estamos seguros que son ellos, pero al llegar la escena que nos encontramos me deja por un momento en shock. Paula y Margarito están en el suelo y los chicos están tratando de reanimarlos.

Daniela y Hugo van junto a ellos.

- ¿Cómo están?- Es lo único que quiero saber en estas circunstancias.

No me responden pero Hugo le da indicaciones a los hombres para que entre varios los suban al auto. En este momento no me arrepiento de haber traído a Daniela, agradezco que esté aquí, pues yo soy el que menos sirve para algo en esta situación.

Cuando vamos en camino volteo y toco la mano de Paula, está helada. 

- Hay que trasladarlos a un Centro Médico, Paula tiene el pulso muy bajo, no está bien.  Además hay que revisarlos muy bien, no sabemos que golpes sufrieron y deben tener hipotermia - dice Hugo

En el auto les hemos puesto nuestras chaquetas pero no toman color. Daniela los llama insistentemente y no responden:

-¡Paula!- Le grito, pero no sucede nada, le tomo las manos a ambos fuertemente y quien se mueve es Margarito.

Tomo el radio y me comunico con el helicóptero, debe estar listo para salir inmediatamente.

¿Es que la vida o ese Dios del que habla Paula, no piensa dejarme nada?¿también me los quitará a ellos?

El que sí podía amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora