15. DUELEN LAS HERIDAS

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ROGELIO

Estoy organizando las actividades de mañana con algunos empleados de la Hacienda y cuando ellos salen del despacho entra Hugo.

- No te he mandado a llamar- le digo, pues al último que quiero ver es a mi enfermero, ya fue suficiente por hoy.

Las heridas recién curadas de mis manos me recuerdan mis grandes limitaciones y verlo rememora que necesito de él porque soy un inválido.

- Sólo quiero saber cómo se ha sentido, si ha tenido alguna otra molestia.

Bueno, este es el trabajo para el que le pago, para que vele por mi integridad física.

-Estoy bien, no hay problema- No le digo que me duele la espalda también porque entonces intentará obligarme a permanecer en cama como trató de hacerlo esta mañana cuando me encontró con las manos y brazos con varios cortes, y no lo pienso hacer.

Continúo con lo que estoy haciendo. Veo que no se va así que lo miro con gesto severo y finalmente me dice.

- Me encontré a Ana Paula aquí afuera, parece que lleva un rato allí-

Eso me hace levantar la cabeza y viene a mi mente la escena de la mañana. No, definitivamente no quiero verla.

- ¿Y qué quiere? ¿o es que ustedes dos se han confabulado para importunarme hoy?- le digo con rudeza.

-Señor, ella sólo quiere saber si puede reanudar sus actividades hoy mismo.

- Dile que empezará mañana, hoy estoy muy ocupado.

Hugo ya está apunto de salir, pero le llamo:

-¡Hugo!- Se detiene y voltea - Dile que no vuelva a intervenir en mis asuntos.

Él asiente y por fin se va.

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Mas tarde recibo una llamada que no hubiera querido contestar.

-¿Estás bien?- me dice únicamente, reconozco su voz y nada más escucharla me hierve la sangre.

Vanesa aparece de nuevo en mi vida y ha despertado todo el dolor y la decepción, es como si sucediera de nuevo:

flashback

Yo esforzándome cada día con terapias muy dolorosas, haciendo todo lo que medicamente me decían para tratar de recuperarme, recibir finalmente resultados que dicen que no podré volver a caminar y ella termina de matarme cuando me dice que se va, que no puede con esto, que nuestros planes de matrimonio quedan cancelados.

Yo esforzándome cada día con terapias muy dolorosas, haciendo todo lo que medicamente me decían para tratar de recuperarme, recibir finalmente resultados que dicen que no podré volver a caminar y ella termina de matarme cuando me dice que se va, q...

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Cuelgo el teléfono y me esfuerzo por no arrojar todo lo que hay en el escritorio, no quiero llamar más la atención de todos en la Hacienda, no quiero gritar, no quiero que nadie más me vea en el piso por esta situación.

Lo tengo que reconocer: Duele, duelen las heridas de mis manos, duele mi espalda. pero duelen más las heridas de mi corazón.

El que sí podía amarOù les histoires vivent. Découvrez maintenant