Capítulo 21

83.8K 8.6K 15.9K
                                    


Tengo el cuerpo entumecido, por suerte nadie escuchó mi pelea con la japonesa excepto Hans, que entró y me despertó, le pedí discreción y me sostuve de él para volver a la bañera y meterme en ella esperando recuperarme, me ayudó a suturar las heridas también, pero eran superficiales, solo el sangrado de mi cabeza sigue palpitando.

Mamá está dormida cuando llego al cuarto, en la habitación del lado no se escucha a Charlotte, por lo que deduzco que está por dormirse o ya cayó rendida en la almohada.

Se escuchan los pasos de Hans en el exterior, suele caminar bastante durante la noche para no dormirse. Miro la hora, se entretuvieron charlando en la cocina mientras yo fingía no tener un dolor hiriente en la cabeza. Preparamos un pastel para mañana pues Thompson volverá y Charlotte lo invitó a comer, será la ocasión ideal para que mamá esté cerca de Hans.

Va a ser divertido, y voy a disfrutar viendo el espectáculo. Y seguro que Emma y Jackie también, ya que vuelven a primera hora a casa.

Abrazo la almohada y cierro los ojos, estoy agotada, mi cuerpo me lleva a dormir de inmediato, pero en algún momento me siento como un resorte.

Se escuchan golpes en la puerta principal.

Miro a mamá con temor, está dormida, así que corro a tomar un arma y salgo del cuarto. Llevo una camiseta y bragas, pero Hans ni me mira, está ocupado observando la puerta.

―¿Viste quién es? ―le cuestiono. Asiente vagamente y se cruza de brazos parándose junto a un sofá. Miro por el ojo de la puerta, mi corazón palpita ante la sospecha que se asoma en mi interior.

Me quedo sin aire al ver al hombre parado en el pasillo.

Abro de golpe, veo con deleite cómo sus ojos se fijan en mi cuerpo y me recorren, pero toda satisfacción pasa a segundo plano cuando noto que tiene la mejilla salpicada con sangre seca, sus manos están teñidas en ciertas zonas y... hay algo oscuro en su expresión, luce como...

Se ve como ese día que hui de la casa rusa, cuando ordenó que fueran por nosotros y nos mataran: como un monstruo.

―E...Eloah ―digo con cierto temor, me vuelvo pequeña en cuanto avanza y se detiene frente a mí, las puntas de sus costosos zapatos negros rozan mis dedos desnudos.

―¿Estás bien? ―Evalúa mi cuerpo, mi rostro, parece un doctor analizando a su paciente.

―Yo... sí... ―Mi pequeña afirmación pone en marcha su mal humor.

―Me follo a mi esposa ―comienza a decir, siento que me hago pequeña al verlo inclinándose hacia mí―, me encargo de correrme dentro de ella tanto como jodidamente puede soportarlo mi cuerpo ―, su aliento fresco roza mis mejillas, puedo sentir mis ojos picando― y de pronto ese embarazo tiene como protagonista a otro hombre ―me gruñe con un tono tan frío que me hiela los huesos, siento mi corazón latir con fuerza, no puedo moverme y...

Le tengo miedo a pocas cosas en este mundo, pero los Kozlov son una de ellas, en especial al más peligroso de todos. Y nunca comprendí por qué lo decían si es el más hermoso de los hermanos, pero ahora veo todo claramente, no es humano, es cruel, cualquier rastro de humanidad que haya tenido se lo arrebataron hace mucho.

Y yo me follé a ese monstruo.

Me vuelvo aún más pequeña cuando sus cejas se fruncen con rabia, ¿cómo es que he llegado a esto? ¿Por qué mierda estoy embarazada de un hombre así? ¿Y por qué mi cuerpo está... vibrando?

―Largo, Hans ―ladra y el rubio sale de inmediato del apartamento, veo la sombra de sus pies bajo la puerta, se ha quedado allí, si Eloah me hiciera algo tal vez venga a ayudarme...―. Vamos, habla. Defiéndete ―me anima.

El diamante de Dios [#3]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora