Sol:
Me di la vuelta para mirar a Fernando, provocando que saque sus manos de mi cintura.
—Hola.—saludé nerviosa. Él frunció el ceño.
—¿Que onda?—preguntó, y miro por encima de mi hombro a Mateo, ahí parado, con un porro en la mano y sin entender nada.
—Todo piola—me di vuelta y mire a Mateo de vuelta—Mateo él es Fernando, Fernando el es Mateo.—los presente.
—Hola.—Fernando se acercó a Mateo y estrecharon sus manos. Mateo sólo asintió como forma de "saludo"
Y ahí quedamos en un silencio incómodo por unos segundos.
—Sol, ¿bailas?—preguntó Fer. Yo lo mire y después miré a Mateo, no tiene cara de nada, como siempre básicamente.
—Si, hay voy, bancame un toque.—respondí.
—Bueno, la voy a saludar a Mica, búscame después.—yo asentí, y el se fue.
—No es mi novio—fue lo primero que dije cuando se fue, Mateo soltó una risita y yo fruncí el ceño—¿De que te reís?
—De nada sonrisitas, andá que te están esperando.—terminó de hablar y le dió la última calada al porro, para después tirar el filtro, y apagarlo con el pie.
—¿No te importa quedarte solo?—pregunté.
—No pasa una, ya va a venir alguno de los pibes.—dijo él. Yo asentí no tan convencida.
—Bueno, me voy entonces—el asintió—No es mi novio, eh.—dije nuevamente, y el asintió divertido.
Me di la vuelta odiandome y me fui de ahí.
¿Por qué tanta necesidad de aclararlo tengo? Dios.
Procedí a buscar a Fer.
•••
Lo encontré. Bailamos un rato, hasta ahora que nos cansamos.
Él está sentado en una mesita que hay a un costado, y yo estoy parada entre medio de sus piernas. Claramente estamos a los besos.
Pero no sé, en lo único que pienso es en Mateo. Tengo un grave problema, no disfruto los besos de Fer como antes, solo estoy pensando en Mateo, es lo único que tengo en la cabeza ahora.
Cómo que antes, si, estaba cerca de él por curiosidad y todo eso. Pero ahora es distinto, ahora necesito estar cerca de él todo el tiempo, me siento bien cuando estoy con él, y ahora se me está haciendo extraño estar con otra persona.
—¿Que onda con él?—preguntó Fer, yo lo mire extrañada.
—¿Con quién?—pregunté.
—Con el chico malo.—respondió. Yo rodé los ojos al escuchar como le dijo.
—Se llama Mateo, te lo dije antes cuando los presenté.—respondí de mal humor. Me hace acordar a antes, cuando mis amigos no eran capaces de llamarlo por su nombre.
—Ah, te sabes el nombre y todo—rié—No sé, yo lo tengo como le dicen en el colegio.—se encogio de hombros.
—Si, me lo se porque es mi amigo. Y son todos unos bobos en el colegio de mierda ese.—me quejé.
