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Sol.

Me moví en la cama, y al darme cuenta de que no era mi cama, abrí bien los ojos. Entonces recordé que estoy en la casa de Mateo y me relaje. La cama tiene olor a su perfume.

Me estiré un poco, y agarré mi celular para hacer un poco de fiaca en la cama.

Anoche me dormi flasheandola mal, estuvo piola esa experiencia nueva que probé. ¿Lo volvería a hacer? Si. Pero no todo el tiempo, simplemente cuando sienta la necesidad de relajarme.

Mateo me hizo sentir muy cómoda en su casa, me di cuenta que su forma de relacionarse acá, con su familia, es muy distinta a la forma que tiene de relacionarse en el colegio, o con gente que no conoce. Se nota que entre ellos tres se tienen mucho afecto.

Me da un poco de envidia, pero de la buena. Me gustaría tener la mitad del amor paterno que recibe Mateo. O simplemente tener una familia así.

Ahora sé que su mamá falleció, y me da un poco de bronca y tristeza saber la manera en la que lo juzgan en el colegio, tomando como chiste que mató a sus papás. Apenas lo vea a Dani lo voy a cagar a pedo.

Se que Mateo se puso mal cuando toque ese tema, me arrepiento porque se que le incómodo, y también me di cuenta que no quiso mostrarse débil.

Si antes quería estar cerca de él y conocerlo, ahora muchísimo más.

Decidí levantarme por fin.
No quiero asustar a nadie así que lo primero que hice fue ir al baño, escuché las voces de Mateo y Pedro en la cocina, seguramente están desayunando, si fuera otra ocasión me daría vergüenza estar acá, pero está vez fue distinto, porque Pedro me recibió cómo si me conociera de toda la vida, se nota muchísimo que es muy buena persona, y no logró entender como es tan diferente su personalidad con la de Mateo.

Hice pis. Me lave los dientes con el dedo, después la cara. Y por último me peiné con un peine que encontré en el baño. Yo siempre llevo una colita de pelo en mi muñeca por las dudas, así que me hice una colita.

Salí del baño una vez que estuve lista y volví a la pieza de Mateo nuevamente.

Empecé a cambiarme rápidamente. Me puse el mismo jeans que tenía ayer, y cuando estaba terminando de ponerme la remera, la puerta se abrió dejándome ver a Mateo. A él le cambio la cara totalmente. Bueno, Mateo me acaba de ver en corpiño.

—Uh—se dió vuelta—Perdón, soy un pelotudo, tendría que haber tocado.—se disculpo aún dado vuelta.

Termine de bajarme la remera de una vez.

—Tranqui, tranqui, no pasa nada, ya estoy.—el volvió a mirar hacia acá.

Me senté en la cama para ponerme las zapatillas.

—Te... venía a buscar para desayunar.—habló señalando la puerta, un poco avergonzado.

—De una—me ate los cordones de ambas zapatillas y me pare—Vamos.

El asintió y salió de la pieza conmigo por atrás.

—Buen día.—saludé a Pedro llegando a la cocina.

—Buen día Sol, vení, sentate a desayunar, ¿te gusta el mate?—preguntó amablemente.

—Obvio.—respondí sonriente y con Mateo nos sentamos.

A esto me refiero con que Pedro me trata como si me conociera desde siempre, es un amor.

Una vez que terminamos de desayunar, con Mateo estuvimos haciendo el trabajo, después de un rato Pedro se puso a cocinar unas milanesas con puré. Paramos para comer y después seguimos con el trabajo.

—Es como que cada vez nos da más cosas boludo.—suspire cansada de escribir.

—Y tenemos que estar todo el año así.—agregó Mateo.

—Bueno, pero ahora que somos amigos podemos juntarnos a hacer otras cosas, no sólo la tarea—Mateo levanto una ceja, sin dudas lo mal pensó—No me refiero eso, ¡Dios Mateo!—me puse nerviosa, y seguramente también roja.

—¿Que? Yo no dije nada.—se defendió levantando las manos.

—¿Nunca te dijeron que los gestos, y las miradas, lo dicen todo?

—A ver, ¿Qué te dijo mi mirada?—se apoyo en la mesa y me miró fijo, haciéndome poner aún más nerviosa.

—Que lo mal pensaste.

—¿Y que pensé?—preguntó levantando una ceja. Un calor me invadió todo el cuerpo, la forma en la que me miraba me intimidaba demasiado.

—Que.... Yo te estaba invitando a.... Hacer el sin respeto.—solté haciendo que el tire la cabeza hacia atrás soltando una carcajada contagiosa.

Nunca lo escuché reírse tan así.

Me mordí el labio y negué con la cabeza, debo ser un tomate ahora mismo.

—¿Te estás riendo de mí?—pregunté indignada, tratando de no reírme.

—Sos graciosa sonrisitas.—volvió a mirarme.

—Y seguimos con eso—dije al escuchar el apodo—¿Podés dejar de desconcentrarme y seguir con el trabajo por favor?—pregunté agarrando las hojas, es impresionante lo nerviosa que me pone.

—Pero si vos empezaste a hablar. No te alteres por nada sonrisitas.—dijo divertido, sé que sabe que me puse nerviosa.

—Ah si, es verdad, te decía—me apoye en la mesa también mirándolo—Ahora que sos mi amigo si te vas a juntar conmigo ¿No?

—Explicate.—pidió.

—Si, en el colegio me voy a poder acercar a vos y a tus amigos tranquilamente, quiero que conozcas a mis amigos, y también que vos y los tuyos salgan de joda con nosotros.

—¿Algo más?—preguntó divertido.

—Dale, posta te lo digo, si vas a ser mi amigo, se mi amigo bien.

—No te prometo nada con lo de salir de joda, pero lo demás me da igual.—dijo encogiéndose de hombros.

—Listo, ahora me vas a tener pegada a vos, y vos aceptaste eh.—lo charlé.

—Lo que me espera entonces.

Ambos reímos.








Maratón 3/5 <3






Chico Malo ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora