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Sol.

—Nunca más vuelvo a tomar en mi vida.—suspire.

—Yo tampoco.—dijo Dani.

—Yo igual.—tambien Sofi.

—Yo menos.—y por último Shuli.

—Chicos, siempre decimos lo mismo.—dije frustrada.

—Es verdad, ¿por qué somos así?—preguntó Dani.

Estoy apoyada en el hombro de Dani, casi muerta. Nos la dimos en la pera sábado y domingo. Hoy es lunes, y estamos acá los cuatro, esperando por entrar, con pocas horas de sueño y tremenda resaca.

Me miro en la cámara de mi celular para ver cómo estoy. Realmente demacrada.
Unas ojeras terribles, nisiquiera me tomé el tiempo de maquillarme, eso que es algo que me encanta. Tengo un rodete echo así nomás, con un par de mechones salidos. Un desastre.

El sonido del timbre me aturde de una forma increíble, y entramos. Después de ver cómo izaban la bandera y todas esas giladas, entramos a nuestro curso por fin.

Me senté al lado de Mateo, y me apoye en la mesa, a esperar que llegara la profe de química. Si nunca presto atención, hoy menos que menos.

Unas ganas de estar en mi cama, tapada hasta la cabeza y soñando con Zac Efron.

—¿Fue buena?—preguntó Mateo, lo cual me sorprendió, el no es mucho de hablar a las mañanas. Bueno y a la tarde, y a la noche también. Pero sobre todo a las mañanas.

—Fue buenísima, ¿Se nota?—lo mire.

—Un poco.—dijo él.

—Un poco mucho.—rei, y después hice una mueca de dolor, se me parte la cabeza en dos.

(...)

Por varias semanas estuvimos haciendo lo mismo. Un día hacíamos el trabajo en mi casa, y otro en la de él. Ya me acostumbré un poco a él, incluso hasta me estoy acostumbrado un poco al silencio.

Todavía no llegué a nada, sigue siendo un misterio para mí.

Hasta ahora nunca ví a su hermanito, ni tampoco sé si vive con sus papás, y cuando yo voy están trabajando o no sé. Me da miedo preguntar, por qué si están muertos no quiero hacerlo sentir mal, ni ponerlo incómodo.

Me di cuenta que hay un patrón que se repite siempre. Los jueves nunca puede hacer los trabajos, según el porque tiene algo que hacer. ¿Que hace? Otro misterio más.

Se supone que ésto que hace la profe es para que nos conozcamos, pero siento que no sé ni un cuarto de su vida, ni de él en si.

Se volvió algo bastante personal el querer conocerlo.

Ahora mismo estoy en su casa, estamos haciendo un trabajo, y para ser sincera, me estoy re haciendo pis.

La mayoría de las veces me aguanto, pero está vez no daba más.

—¿Puedo pasar el baño?—pregunté llamando su atención.

El asintió.

—La segunda puerta a la izquierda.—señaló el pasillo.

Asentí y me pare.

Pase por el pasillo y entre en la segunda puerta a la izquierda como el dijo. Sentí un alivio enorme cuando por fin hice pis.

No me gusta hacer mis necesidades en baños ajenos, por eso siempre me la aguanto, pero está vez fue demasiado. No me gusta porque siento que escuchan los sonidos las demás personas, y que vergüenza que se escuche mi chorro de pis por toda la casa. Además, no hay baño como el baño de uno.

Es la primera vez que entró al baño de Mateo, en realidad es la primera vez que voy más allá del comedor, que es donde siempre hacemos los trabajos.

Me limpie, me subí los pantalones y tire la cadena. Me mire al espejo, y me acomode un poco el pelo, pasando un mechón de cada lado por detrás de mi oreja.

Salí del baño, y estaba por volver a la cocina. Pero ví la puerta de en frente del baño media abierta, y me dió curiosidad, ¿Será la pieza de Mateo?

Me acerque y despacito abrí un poco más la puerta y me adentre en está.

La pieza de un nene no es, y no parece ser la pieza de una persona adulta, asique supongo que sí es la suya.

Camine un poco más, pero sin alejarme tanto de la puerta. Observé toda la pieza.

Hay una cama de dos plazas en el medio. Una enorme ventana, que me di cuenta que es la que da a la calle, un escritorio con varias cosas arriba...

Mire la mesita de luz al lado de su cama, hay un alargador con un cargador enchufado, un encendedor, y un cuadro. Un cuadro en el cual mi vista se centro, es de una mujer, bastante linda, y muy parecida a Mateo. ¿Será su mamá?

Estaba a punto de acercarme para verlo más de cerca, pero algo paso:

—¿Se te perdió algo?—escuche su voz detrás de mi.
Del susto me hice para atrás, y choque de espaldas con su pecho.









A mí se me llega a aparecer Mateo así atrás y me hago caca JAJAJAJAJ.













Chico Malo ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora