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Hasta las 11:45 de aquel primer día de clases, nadie, salvó Isabel, me había dirigido la palabra. Durante el recreo ambos decidimos caminar por todo el colegio, en un acto que podria llamarse "reconocimiento del terreno".

En realidad, me habría gustado mucho más que alguien me invitará a jugar fútbol o canicas, pero ya he dicho que mis compañeros me habían dado una primera impresión muy poco amable, eran seres fríos que me miraban como si yo llevará en el cuello un collar de ajos.

En un momento decidí separarme de Isabel, quería ir al baño y eso es algo que para los chicos no admite ningún tipo de compañía. Gran diferencia con las chicas, que siempre van de dos o de a tres, como si al llegar solas al baño, el sanitario se convirtiera en un monstruo amenazante dispuesto a tragárselas vivas mientras están hay sentadas. Caminé por uno de los grandes patios sin encontrar nada parecido a un baño; en u. Colegio en dónde hasta las escaleras tenían rótulo, yo no había logrado encontrar una sola puerta con esa figurita clásica de un hombre con cabeza redonda y cuerpo cuadrado, que indica q ahi hay un baño.

Me atreví a preguntarle a una pequeña niña, y ella me oriento de una manera tan sencilla como si yo debiera encontrar un baño en Hong Kong. Me dijo:

-¿Ves a ese grupo que está saltando la cuerda?

-si.

-bueno, llegas hasta ahí, giras a la derecha y caminas más o menos unos 20 metros, luego giras a la izquierda hasta donde está un árbol viejo y gordo, frente a ese árbol está el edificio de la primaria y al lado están los juegos para los del jardín de infantes, avanzas hasta los columpios y luego giras hacia la derecha, ahí verás un pasillo que conducen a unas escaleras, bajas por ellas y ahí está en baño.

-gracias.

Intenté seguir las complicadícimas instrucciones, pero evidentemente no pude dar con el objetivo. Entonces decidí optar por una solución infalible....mi olfato.

Mi abuela siempre me lo ha dicho:

-si no sabes cómo llegar a un baño, guíate por el olfato.

Y tien razón, porque el olor a desinfectante, cloro y demás sustancias con las que limpian los baños es tan tan tan fuerte que uno los descubre a varios metros de distancia. Además parecía que aunque los fabricantes se esperaran en intentar que el olor de esos productos se asemeje a pino, manzana y flores primaverales....hagan lo que hagan siempre consiguen que el desinfectante de pino huela a baño; el de manzanas, a baño; y el de flores primaverales, a flores primaverales.....luego de tres meses de que la primavera ha terminado.

De acuerdo con lo previsto, después de un par de minutos el olor de hizo presente, caminé hacia el centro y ahí estaba. Había solo una puerta y la abrí, o eso es lo que quise hacer. En el primer segundo me percaté de que mi olfato no me había engañado. Eso que estaba ahí era, evidentemente, un baño: varias puertas que conducían a los sanitarios, un gran espejo, algunos lavamanos y frente al espejo.....ella, la niña mas hermosa que he visto en mi vida. Me miró, y a partir de ese momento todo pareció transcurrir en cámara lenta, como en las escenas románticas de las películas.

Se acomodo un mechón de pelo rizado que le caía sobre la mejilla y caminó hacia mí. No sabía decir en qué momento mi corazón se detuvo, quizás el flechazo de cupido lo mantuvo inmóvil durante varios minutos. La respiración, que en un momento parecía acelerada, también se detuvo. No me pude mirar al espejo, pero tengo la certeza de que estaba rojo como un tomate. Sentía que mis mejillas ardían como dos brasas.

Ella se acercó, yo permanecí de pie junto a la puerta entreabierta, tomo la cerradura, se impulso y gritó:

-¡Largo de aquí, tonto, este es el baño de mujeres!

cupido es un murciélagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora