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No fue necesario que se lo contará, el lunes a las 8 de la mañana todo el mundo, incluido Asía septentrional y Oceanía, sabía lo de mi incursión con pijama de ovejitas en la fiesta de Ángeles.

-No te molestes en decirme lo que ocurrió -dijo Isabel un poco molesta-, ya me han contado todo.

-Ah, que bueno, porque cómo te imaginaras tampoco tengo muchas ganas de ir diciéndole a todo el mundo "Mira, ven y te cuento el ridículo que hice el sábado" -le respondí furioso.

Mi todo de voz debió sorprenderla porque de inmediato se relajo y me preguntó:

-¿Estás enojado conmigo? Pero si yo no tengo la culpa de nada.

-No, Isabel, no estoy enojado contigo, estoy enojado conmigo y con Ángeles, y con todo el Instituto Educativo 1 de Marzo, y con los norteamericanos que inventaron las fiestas de pijamas, y.... por hoy, con cualquier ser vivo que mencione lo del sábado. El mundo entero, hoy, me cae muy mal. ¿Comprendes?

-Comprendo. Si te moleste, lo siento, no te diré más nada.

Las horas pasaron e Isabel, amiga solidaria, no volvió a mencionar el tema prohibido. En clase, mis compañeros y compañeras, incluida Ángeles, que en un primer momento había llegado con toda la intensión de aplastarme con sus burlas, al ver mi cara de ogro fueron aplicando sus bajos propósitos.

Aquel día aprendí lo conveniente que puede resultar una expresión en el rostro que, sin palabras, diga "si te atreves a hablarme, comienza a despedirte de tu nariz".

Chelito llego luego del primer recreo con una noticia que, en principio, a todos les pareció fantástica:

—A partir de mañana, cada martes y miércoles hasta el final del año, cada uno y cada una de ustedes tendrá la oportunidad de asistir, durante una hora después de clases, al extracurricular que elijan.

—¿Extracurricu.... que? —pregunte en voz baja.

—Extracurricular —me respondió Isabel—. Son clases especiales, que tomaremos por las tardes.

—¿Y para que?

—No lo se, imagino que esas clases son un invento de los maestros para retenerlos más tiempo en el colegio, y también un invento de los padres para tenerlos menos tiempo en casa.

Matias, un grandote que es un excelente futbolista, levantó su mano y dijo:

—Chelito, yo me apunto a la clase de fútbol.

—Yo también —añadió Isabel entusiasmada.

—Y yo a las de tenis —dijo alguien más.

—Yo al karate —grito Felipe a quien las manos le servían únicamente para formar puños y estrellarlos contra la cara de cualquier inocente que pasará a su lado.

—Yo a la de gimnasia olímpica —dijo alguna de las chicas.

La clase estaba convirtiéndose en una revolución cuando chelito levantó sus manos pidiendo calma y silencio, y volvió a tomar la palabra:

—Tengo una excelente noticia para ustedes. A diferencia de los años anteriores, en que las extracurriculares han tenido interesantes opciones deportivas... este año, a petición de nuestro director, el licenciado Seco, las alternativas serán única y exclusivamente de carácter artístico.

Chelito terminó de pronunciar la palabra "artístico" cruzo sus manos frente a su barbilla y nos miró con una gran sonrisa, cómo esperando a que todos aplaudieramos y gritaramos: "Gracias, licenciado Seco, por escuchar nuestras plegarias". Pero todos nos quedamos en silencio. El primero que se animo a levantar su mano fue Matias:

cupido es un murciélagoWhere stories live. Discover now