Capitulo 25

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Alejandra

— Niall... –me removí incómoda en el sofá. Bajé la vista a mis manos y comencé a jugar con mis dedos. Estaba muy nerviosa–. No es necesario que digas eso –murmuré. Esto era incómodo.

— Lamento si te sientes incómoda con esto –se disculpó–. Pero creo que deberías saberlo ya –le mire. ¿A qué se refería?

— No entiendo ¿A qué te refieres?

— Sé que no sientes nada por mí pero sentí la necesidad de decírtelo –fruncí el ceño.

<< Días atrás comencé a sentir cosas por ti. Esto puede sonar como toda una mariconeada pero al conocerte un poco más, al pasar tiempo contigo unos sentimientos comenzar a crecer. Comenzaste a gustarme y aquel día en las afueras de Londres en donde casi nos besamos supe que era algo más fuerte que un simple me gusta. Lograste entrar en mi corazón de una forma rápida y lenta al mismo tiempo porque sentía con fuerza aquel sentimiento –suspiró.

<< No sé cómo o cuando pero de alguna u otra forma me vi a mi mismo celoso. Celoso de que hayas comenzado a pasar más tiempo con Alex que conmigo. Sentía unas enormes ganas de golpearlo cuando me dijo que tú y él salían, oficialmente, como novios. Quise gritarle y lo hice.

<< El sábado cuando te besé, lo dije; lo confesé. Me gustas; te quiero. Eres tierna y tranquila. Eres tan fuerte pero tan débil al mismo tiempo que desearía ser yo el que esté contigo. Desearía ser yo el último 'Buenas noches, te quiero' que salga de tus labios todos los días. No tengo ni puta idea de que mierdas me hiciste Alejandra, pero me gusta. Alejandra Distent, ciertamente puedo decirte que eres el amor de mi vida. Cuando te conocí, jamás llegué a pensar que me enamoraría de ti y mucho menos que significarías tanto para mí –calló–. ¿Algo que quieras decir?

— Hubo un momento en el que comenzaste gustarme... –comencé tímida. Con la cabeza gacha en donde apenas podía oír lo que yo dijera–. Tú estuviste para mí en un momento en donde te necesitaba y lo aprecio enserio. Pero cuando llegó Alex... él me acepto y me habló sin juzgarme antes como lo hacían todos ustedes. Él fue mi primer verdadero amigo después de cinco años, si es que no es más. Admito que aún llegas a gustarme un poco Niall, y te quiero pero no como tu esperas que lo haga en este momento ¿Entiendes? –él bajó la cabeza y asintió triste–. Eres muy tierno y eres una gran persona Niall. Yo no soy para ti pero encontrarás la persona indicada –negó.

— No buscaré a nadie más.

— No es necesario que la busques. Si es que es con ella que te quedarás; ella irá por ti.

— Gracias –me miró. Fruncí el ceño.

— ¿Por qué?

— Me acabas de rechazar en una forma en la que no me hace sentir tan mal. Aunque admito que me siento como un gay al haber hablado de esa manera –me sonrió de lado. Le devolví la sonrisa.

— Bueno, de nada, supongo –callé.

— Bueno, sobre la disculpa... no pensaba que sea así pero de todos modos: no mereces que te haya tratado así. Nadie lo merece y me dieron las ganas de disculparme de una forma mejor. No con solo decir que te aportaba mi ayuda –asentí y ambos callamos. Era un momento incómodo.

— Creo que ya es hora de que vaya a casa.

— Claro, te acompaño a la puerta.

Caminamos a la puerta y luego de despedirnos –una despedida un tanto incómoda– salí y bajé las gradas del porche pero una voz hizo que volteé.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora