Bullying, Anorexia y un Angel - Niall Horan

Capitulo 43

Capitulo dedicado a AndreaBarrera612 porque es una nueva lectora y pude notar que votó por todos los capítulos sin excepción <3

Alejandra

Me abrí paso a un costado de ambas personas que tenía en frente, chocando un poco con el hombro de la chica que escuché quejarse luego de haberla golpeado sin quererlo, y salí rápidamente de la casa sin decir absolutamente nada.

Parecía que mi novio necesitaba privacidad con una chica que no era yo.

Saqué el móvil de mi bolsillo trasero al instante en el que pisé la acera frente a la casa de Alex. Podía sentir mis ojos llenarse de lágrimas y mi pecho comprimirse.

— Ale, cariño... –la mano de Alex tocó mi brazo.

Me volteé en su dirección de manera brusca para dejar de sentir su toque sobre mí.

— Vine a darte una sorpresa... –intenté comenzar a explicarle en voz baja, creyéndome incapaz de elevar mi tono.

Alex tenía el ceño fruncido en signo de preocupación y me miraba con sorpresa. Claro que había logrado mi cometido, él, claramente, no me esperaba aquí.

— Yo... –pasó la mano por su cabello. Yo negué con la cabeza.

— Ya no importa –respondí–. Tienes visitas y creo que no es de buena educación que le hagas esperar.

Señalé a la hermosa chica que estaba apoyada en el
marco de la puerta desde dentro de la casa de Alex, mirando a nuestra dirección.

— P-por favor, p-puedo explicártelo –tartamudeó.

Negué con la cabeza y miré hacia mis manos al instante en el que sentí cómo las lágrimas habían comenzado a bajar de mi rostro.

— Ya no interesa –dije apenas, marcando el número de la primera persona que se me cruzó por la cabeza.

— Por favor, Ale, por favor, no te rindas con nosotros –lo miré con la boca abierta al escucharlo decir esas palabras.

¿En serio estaba teniendo el descaro de decirme eso? Lo había encontrando con una chica, besándole, y ¿era yo quien estaba rindiéndose ante lo nuestro? Qué hipocresía.

— ¿Te das cuenta de lo que estas diciendo? –pregunté con la cara acongojada y con la voz cortada.

Negó efusivamente con la cabeza, como retractándose se de haber dicho lo que dijo, y, sin poder yo evitarlo, se acercó a mí, sujetando mi cabeza con ambas manos y juntando nuestras frentes.

— Por favor, Alex, déjalo –susurré entre lágrimas.

— Todo tiene una explicación –susurró él, angustiado.

— Ninguna será válida.

Apoyé una palma de mi mano sobre su pecho y lo separé de mí. Apestaba a perfume de mujer. Su cara de desasosiego me molestó. ¿Ahora le importaba?

Y fue cuando me lancé esa pregunta que me apareció otra.

¿Es que alguna vez la había importado de verdad?

Presioné el botón de llamar y la pantalla cambió de color, enseñándome el nombre de la persona a la que le estaba marcando. Niall.

—   Déjame explicártelo, por favor.

Le di la espalda, intentando ignorarlo, mientras cargaba el móvil contra mi oreja.

—   Alejandra –siguió–, por favor tienes que escucharme. Nada me aseguraría de que volverías y...