Capitulo 10

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Niall

Una semana. Ya iba una maldita semana sin ver a Alejandra y lo admito: No podía dejar de pensar en ella, a todas horas, en todos los lugar.

¿Me sentía mal? ¡Es más que obvio que sí! Todavía no me entra en la cabeza el por qué de haberla golpeado. Estaba bien con ella, estábamos bien. Ya había aceptado mi ayuda, las cosas iban a comenzar a cambiar para bien, pero exploté por una estupidez y sin saber por qué exactamente volví a hacer aquello que prometí no hacer. Estaba increíblemente molesto conmigo mismo. No entendía cómo es que podía llegar a ser tan idiota. En ese momento no pienso, mi cerebro no procesa lo que estoy haciendo y no es hasta que termino de hacerlo que me doy cuenta y me arrepiento.

Ella no se había presentado en el instituto ninguna sola vez desde aquel día. Hoy era miércoles de la siguiente semana y aun no la había visto, no sabía absolutamente nada de ella. Conociéndola como estaba comenzando a hacerlo, me aseguré de presentarme al instituto temprano todas las mañanas desde aquel último día que la vi, con la esperanza de encontrármela y rogarle por una disculpa que no merecía, pero ansiaba con toda el alma.

De todos modos, sí me hice presente en aquella fiesta del sábado por la noche. Necesitaba despejar mi mente con urgencia y lo logré. Bebí hasta no saber qué era lo que hacía, hasta no saber cómo es que llegué a casa. Ahora sé que no está para nada bien hacer lo que hice, pero por ese momento en que no sabía ni mi nombre, había paz en mi mente, me sentía libre de culpa. Logré dejar de pensar en ella, en lo que le había hecho, en cómo la había hecho sentir y en cómo me sentía yo.

La campana que indicaba la hora del almuerzo había sonado ya. Era medio día, hora del almuerzo, y aún no la había visto, aún no sabía nada de ella. No estuvo en clase de física, tampoco en la clase de matemáticas siendo aquella su favorita. En el receso, ni que se diga, no estaba en ninguna parte. Fui a la biblioteca, esperando encontrarla ahí, en el lugar de siempre, pero no. Clase de química nada, artes, geografía... no había rastro de ella. Era más que obvio que no había venido, haciéndome sentir más nervioso.

Tomé asiento con el grupo de siempre–Harry, Liam, Louis, Austin, Zayn, las porristas y los demás jugadores de futbol– en la mesa de siempre. Estaba bien con Harry. Se había disculpado con Alejandra, y por más de ser consciente de que lo había hecho solo para que volviera con ellos y no porque en verdad lo sentía, acepté. En resumen, mi vida en estos momentos estaba prácticamente igual que antes: Con mi amigos de siempre, junto con la gente de siempre. Pero esta vez no se sentía bien con en aquellos tiempos. No podía evitar sentirme incómodo, preocupado, culpable e intranquilo y todo ello era gracias a Alejandra y las idioteces que hice sin pensar. No saber cómo se encontraba ni cómo estaba no me dejaba respirar tranquilo.

— ¿Quién más está emocionado por el partido contra los Chiest? –gritó Harry, provocando que todas las miradas de nuestra mesa, y algunas cuantas de la cafetería en general, se posaran en él.

Al segundo se escuchó un gran bullicio gracias a algunos que vitorearon.

— ¿Has escuchado que un chico de los Chiest se cambiará al instituto? –Zayn se dirigió a mí, completamente de interesado por lo que Harry dijo.

— ¿Qué? –pregunté perdido.

— ¿Qué es lo que te pasa Niall? Estas en la luna.

— No, no, claro que no. Solo estoy pensando en –automáticamente me callé. Claramente no podía decirle–. Solo estoy pensando

— ¿En qué?

— En nada, solo- no lo sé. Mi cabeza está en otro mundo, hermano –dije en tono ligero para que no le diese importancia–, así que volvamos a lo importante ¿Qué me decías?

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora