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El caos, aquella nube oscura que se movía en el cielo, que cubría con su manto el abismo de la maldad, de aquello a lo que se temía, y que ahora rondaba por el mundo, llevando destrucción y desgracias, los ojos brillantes que miraban al cielo buscando la claridad, junto a las mentes inocentes que esperaban la paz llegara de nuevo a sus vidas. El mundo estaba enfermando, poco a poco las plagas regresaron, pero ahora no como lluvia o desastres naturales, dentro de cada ser humano se desataba una guerra campal por el dominio, de lo irracional sobre la cordura, sus instintos animales, de sangre y poder se presentaban en actos vandálicos y de destrucción.

Las creaciones de los dioses estaban destruyéndose, y aquellos que habían visto su nacimiento, miraban ahora con horror en lo que se estaban convirtiendo, la divinidad ególatra y narcisista, se daba cuenta de lo que pasaría si dejaban que aquellos males llegaran a ellos. Porque el mal no sólo consumía a los mortales, sino también a aquellos que se creían superiores.

—No podemos dejar que acaben con todo—dijo Hera mirando a su esposo con los ojos inyectados de furia.

Los dioses se creían ofendidos, desconfiados de aquel que iba a protegerlos, ahora caían en cuenta que nadie era intocable, después de descubrir lo que había sucedido con el despertar de Nemesis, la ansiedad sobre la idea de una guerra, los mantenía a la defensiva.

—¿Qué es lo que planeas hacer Zeus? —cuestionó Demeter con una ceja alzada—. Todos aquí sabemos que se te han acabado las ideas, no nos puedes decir que no nos preocupemos cuando la guerra está cerca.

—¿Dónde están los demás? —preguntó ignorando los reclamos de quienes desesperados le pedían una explicación.

—Sabes bien que ellos no se van a presentar, están ocupados intentando buscar la manera de cuidar de los suyos, hace mucho que dejó de importarles el Olimpo—respondió Hermes con un suspiro—. Apolo, Ares, Hefesto, Hades y Afrodita no están de acuerdo con lo que ha pasado, pero no son unos traidores. En la guerra estarán de nuestro lado.

Zeus les miró con seriedad, todo su cuerpo estaba en estado de tensión, mientras aquellas miradas caían en su persona se imaginaba los posibles escenarios, cada uno ligado a una acción diferente, creía firmemente que algunos le darían la espalda si supieran sus verdaderas intenciones.

—Sé que en este tiempo no me he comportado como un verdadero líder, dejé que las cosas avanzaran a este punto, pero eso fue porque jamás creí que quienes estaban a mi lado llegarían a traicionarme—miró a cada uno en la sala con dureza—. No supe los planes de Eris hasta que fue demasiado tarde, pero arreglaré aquellos errores que debieron ser borrados de la faz desde el inicio, no dejaré que se acerquen al Olimpo ni que tomen lo que es de nosotros.

—¿Qué es lo que harás? —preguntó Atenea mirándolo fijamente.

Poseidon quien estaba en la sala carraspeo. —¿Sabes lo que quiere Nemesis?

—Ella quiere destruirnos, por eso tenemos que atacar primero, sé bien donde se esconde.

—Podemos decirle a Chronos y a Ananké que nos ayuden, que detengan el tiempo, los humanos están destruyéndose nuevamente—continuó Hera con seguridad, pero su rostro cambio cuando Zeus negó.

—Ellos no pueden ayudarnos, están del lado de Nemesis, son traidores.

La sala se volvió silenciosa, se miraron entre ellos tratando de encontrarle lógica a las resoluciones de Zeus. —Son dioses primeros...—susurró Atenea.

—Eso lo sé, pero también que ellos no pueden interferir por completo, esa es una ventaja, por lo pronto, si Chronos está involucrado, sabemos en dónde está Nemesis, en el único lugar que es más seguro que el mismo Olimpo, más protegido que el inframundo. La morada de las Moiras.

El Destino Del Olimpo  (Yoonmin/Namjin/KookTae)Where stories live. Discover now