Un Día Menos De Mi Vida

mi nueva visión del mundo

Me desperté con un sentimiento de duda hacia mi futuro lejano y próximo. No quería terminar siendo ropa de alguien, tampoco un juguete y mucho menos comida, pero como dijo Volat el destino no puede ser controlado, así que yo no puedo hacer nada para cambiar el mío o el de otros seres.

— ¿En qué piensas? —Miré a un lado cansada de tantas preguntas rondando por mi cabeza, encontrándome con el águila que hace algunos meses se había vuelto mi amigo... Mi única familia.

— En nada, sólo quiero caminar un tiempo... Ya me estoy desesperando.

— Te entiendo, pero si piensas mucho en ello puedes llegar a la desesperación, he incluso podrías morir por eso.

Entre en pánico ante esas palabras, no quería morir pero necesitaba caminar, correr lejos de este lugar, ir donde toda mi manada. Necesitaba estar con otros elefantes.

— No quiero morir.

— Lo sé, yo tampoco quiero morir, y tampoco quiero que lo hagas tú, pero tranquila, puedes pensar en otras cosas o podríamos hablar sobre lo que tú quieras.

— Gracias, mejor duermo un tiempo, aún estoy con sueño.

— Está bien, pero recuerda que si necesitas algo yo estoy para ti.

— Gracias Volat.

Me recosté en el pasto seco que ya empezaba a dañar mis patas entumecidas por no haber sido usadas por tanto tiempo, dando vueltas dentro de mi cabeza sobre mi futuro y el de mi amigo.

Aquel hombre que hace dos o más semanas había visto a Volat y dicho que se lo llevaría, no era de fiar, como todos los humanos. No iba a permitir que tocara ni una sola pluma de mi amigo sin antes luchar contra mí. No soportaría que lo hicieran ropa o algún juguete y deberían estar locos los humanos para comérselo.

Miré a Volat que se limpiaba sus plumas con notable aburrimiento. Esas mismas alas que se estaba limpiando ahora eran las mismas que antes le permitieron volar por todo su bosque, admirando las copas de los árboles con todo su esplendor.

Con cada pensamiento, cada idea y nueva experiencia que me contaba Volat, más enojada me ponía, los humanos le arrebataron todo y a mí también. Mi prima tenía razón:

Los humanos son monos agresivos que matan y destruyen la vida de otros por diversión.

Esa era mi mentalidad ahora, era consciente de lo que sucedía a mi alrededor... Pero el dolor y tristeza que sentía al pensar en mi mami o mi abuela aún era presente... No quería pensar sobre que les hicieron los humanos.

Lo único que podía hacer desde esta jaula era tener la esperanza de que estuvieran bien y junto a la manada bebiendo del agua de mi sabana... Mi antiguo hogar.

Cuando cada pensamiento y sentimiento se hacían más grandes la puerta del almacén se abrió.

Esta vez, vería a un nuevo humano, pero igual de malo que el resto.