Un Día Menos De Mi Vida

Un Camión

Al despertar no podía sentir la luz del sol o el brillo de la Luna. Tampoco el olor me era familiar, no quería abrir los ojos con temor a encontrar algo malo. Pero también tienen que saber que soy solo una niña y como todo niño tengo mucha curiosidad.

abrí los ojos dándome cuenta que estaba en un tipo de cueva con césped seco en mis pies, miré a los lados, pero no había salida solo un pequeño agujero que con suerte dejaba entrar un rayo de luz tenue. Alcé mi trompa para poder alcanzar el agujero, pero por mi tamaño solo logré tocarlo un poco.

Estaba asustada, quería saber dónde estaba mi familia, quería saber dónde estaba yo y también quería saber cómo estaban mi madre y mi abuela. Esperaba con todas mis fuerzas a que ellas cuando despertaran estuvieran bien, especialmente mi madre. Quería que me ayudaran, que me sacaran de este lugar. Tenía miedo, mucho miedo tanto miedo que las lágrimas no se animaban a salir.

Me quede mirando el suelo recostado en el césped seco pensando en donde estaba y por qué. Recuerdo que cuando jugaba con mis primas los monos nos arrojaban palitos para que los dejáramos dormir. ¿quizás esto era un castigo por algo que hice?

Trate de recordar todas las cosas que había hecho durante mis cortos 7 meses de vida, ¿jugar mucho? ¿Comer en la noche? ¿huir de los leones?

Mientras pensaba en las cosas por las cuales podría haber sido castigada un sueño profundo me invadió quedando dormida a los pocos minutos.

Siempre dormía bien, dormía segura por simplemente estar al lado de mi madre, mi abuela, mis tías, mi familia. Mientras la cueva me tenía atrapada podía sentir como se movía, no entendía nada, no me sentía segura y a los pocos minutos de haber dormido me desperté por un sonido hueco.

Me levanté mirando donde provenía el sonido viendo con asombro como la cueva que antes pensaba que no tenía salida se abría lentamente mostrando a 4 humanos con rostro enojado; uno de ellos tenía uno de los palos raros igual que los humanos que hicieron dormir a mi madre y mi abuela.

Ellos movían sus bocas, pero no entendía lo que trataban de decir, parecían gritarme y eso hacían, pero no sabía el por qué, uno de ellos se acercó a mí con una liana plateada con forma extraña y me lo colocó en mi cuello.

Era pesada, a los pocos segundos ya me dolía el cuello, pero a ellos no les importaba en lo absoluto.

Dos de los humanos tiraban la liana plateada para que los siguiera.

Los seguí asustada pero también con el deseo de que me llevarían con mi madre y mi abuela.

Miraba mi alrededor con asombro, había árboles muy grandes plateados, también habían troncos con humanos dentro moviéndose con el rostro enojado y molesto. ¿Quizás los humanos no podían cambiar su expresión? ¿O no podían ser feliz?

A los pocos minutos habíamos llegado a uno de los árboles cuadrados, abrieron una parte y me entraron bruscamente.

— Entra a la jaula — Miré a uno de los humanos asombrada por haber entendido lo que habían dicho.

Me condujeron a una "Jaula" como ellos lo habían nombrado, cerraron la única entrada y salida y simplemente se fueron.