Un Día Menos De Mi Vida

Mi primer pasajero

Los días pasaban lentamente y cada uno de los elefantes que estaba en este lugar rogaba para que no los torturaban otra hora más y yo no era una excepción. 

Había conocido a dos elefantes que rápidamente se hicieron mis amigos. Era una pequeña elefante llamada Amy y un elefante adulto llamado Kiran. 

Amy era africana como yo, tenía 7 meses y lo que la diferenciaba de mi era una cosa. Ella ya sabía que moriría en este lugar. 

Recuerdo vagamente lo que yo viví con esa edad, la inocencia que tenía al pensar que algún día volvería a África para estar de vuelta con mi manada, mi madre y abuela. Pero los años me quitaron esa esperanza golpeándome con la triste realidad de que los humanos las mataron.

— ¿Todo bien Amelia? —Me preguntó Kiran.

— Si, estoy bien. Con algunas heridas abiertas pero los humanos me las están tratando. 

— ¿Te están cuidando? —Preguntó confundido. 

— Si, no sé por qué pero lo agradezco. 

— Amelia, eso quiere decir que pronto vas a tener que el trasporte de los humanos. 

— Eso ya no me importa. Solo quiero salir de aquí y de las torturas que nos hacen —Dije viendo como Amy se acercaba a nosotros.

— ¡Amelia! encontré un poco de comida ¿Compartimos? —Preguntó extendiendo un poco de heno.

— Mejor come tu. Para que seas la elefante más grande y fuerte del lugar —Dije acariciándole la cabeza con mi trompa. 

Ella soltó una pequeña risita y empezó a comer tranquilizándome al menos un poco sabiendo que no pasaría hambre hoy.

— ¿Es ella? —Le preguntó un humano a una mujer. 

— Si, llévalos al camión —Respondió ella.

El humano se acercó a mi sujetando la soga que colgaba de mi cuello alarmando a Amy

— ¡Amelia! ¿A dónde te llevan? 

— Tranquila, solo me van a llevar a pasear. Kiran cuidará de ti —Dije desapareciendo en una esquina mientras me subían a un gran camión con otros dos elefantes que miraban el suelo con miedo de mirarles los ojos a las bestias nombradas humanos.

El camión anduvo por más de una hora hasta una gran plaza. había muchos humanos y elefantes; pero para ser más exactos eran humanos subidos a los lomos de los elefantes riendo, sacando fotos y hablando de quien sabe qué.

— Colóquenle rápido el Howdah* —Dijo un hombre hablándole a otros humanos. 

Ellos nos bajaron del camión rápidamente para después colocarnos unas mantas en nuestro lomo, pero lo que más me impactó (o mejor dicho dolió) fue un tipo de montura que nos colocaron a cada uno de los elefantes del lugar. Era pesado e incómodo, pero no podía quejarme o los humanos usarían el Pyn para castigar mi desobediencia.

— Disculpen. ¿Cuánto cuesta el paseo en elefante? —Preguntó un hombre sonriente.

— Depende de cuantas personas se suban —Respondió alguien atrás mío.

— Solo soy yo.

— Entonces son 35 dólares.

— Excelente —Dijo entregando el dinero. 

—  Este es su elefante —Dijo golpeando levemente mi pata delantera.

Así que este es mi primer pasajero. 

Dato*:

El Howdah es el elemento que se coloca en la espalda de los elefantes para que los humanos estén más cómodos en sus lomos.

Ese objeto puede pesar hasta 100KG y ya que la espalda de los elefantes está arqueada todo ese peso recae en su columna ocasionando severos daños a su cuerpo.

Aquí hay una imagen de uno de los más pequeños que hay: