Parte 2 ☕

2.2K 212 10
                                    

Jungkook tuvo que posar de muchas formas que nunca imaginó que haría. Taehyung manejaba la situación tan bien que se preguntaba si en verdad no era ya un fotógrafo profesional a pesar de que insistía en que era sólo un proyecto. Le hizo varias tomas, desde la clavícula hasta el abdomen, sus piernas y manos, de cerca y de lejos, siempre cambiando el sitio. Y luego estaba él, sentando en un banquito acolchado apenas visible en las fotos, con una sábana blanca cubriendole la entrepierna que caía hacia el suelo deslizándose por sus muslos. Le daba pena que Taehyung lo mirara tanto, pero al cabo de unas tomas más se dio cuenta que no lo miraba a él como un chico sexi sino como una pieza de arte con emociones en su mundo artístico.

Jungkook se maravilló fuertemente con él, con la seriedad en la que tomaba las fotigrafias, cuando aquel click se oía seguido de un flash que parecía iluminar más al fotógrafo que al modelo. Le gustaba la forma desordenada de su cabello, que se veía tan suave que quería tocarlo, amaba la forma en la que alguna mechones caían sobre su frente y a los lados; su mano, con la que sujetaba el aparato, fuerte, varonil y a la vez delicada ¿siquiera era posible mezclar tantas cosas? Y los pasos que daba, como un león en su hábitat, cuidadoso, elegante y rápido. Parecía tener hasta la última partícula del ambiente bien controlada.

-Las fotos van quedado bien. Relajate un poco más, por favor.

Jungkook asintió pero antes de que pudiera respirar siquiera, Taehyung ya estaba moviéndose y hablando de nuevo.

Tenía la cámara al costado de su rostro, la otra mano caía en su mejilla como si él mismo estuviera consiente de que era un dios griego, y la sonrisa que le decía algo como "sé en lo que piensas".

No sé había sentido intimidado jamás en su vida como ese día.

-¿Qué sucede, Taehyung?

-¿Podrías recostarte en el suelo? Quiero una mejor toma de tu figura.

Taehyung lo decía con mucho profesionalismo, y a él le parecía imposible que le pidiera más cosas con un semblante tan relajado cuando él, Jeon Jungkook, quería morirse de vergüenza. Aún así hizo todo lo que le pidió, porque la buena suma que le entregaría luego lo valía, y dejó que Taehyung moviera el banquito para luego quedar en el suelo calefecionado del lugar, sorprendentemente para las rachas que tenía el edificio. Entonces su fotógrafo se acercó y lo sostuvo como si fuera una pieza de porcelana, como si realmente estuviera flotando, de no ser porque sentía los dedos calientes del pelirrojo a los costados de su cintura dejándolo caer al suelo con delicadeza. Luego, como si fuera posible, se acercó aún más y movio la sabana que lo cubría arreglandola como si fuera él un dios a ser pintado. Jungkook sentía que su cabeza ya no funcionaba del todo bien, si es que alguna vez sí.

El chico de cabello rojo regresó a tomar su cámara, posicionandose listo para fotografiarlo, como si estuviera en su zona de confort más que nunca. Y de repente escuchan unos vasos caer, o algo pesado y frágil, seguido del gritó del compañero de piso de Taehyung.

-Es todo, gracias.

Le sonríe de nuevo, sin detenerse a ver el rostro de Jungkook y va directo hacia el lugar del escándalo.

El pequeño pelinegro ve que Taehyung deja la cámara sobre una mesita en la esquina del cuarto y siente gran curiosidad por ver sus fotos. Va vistiendose rápidamente, tomando su camisa y pantalones para salir, cobrar e irse a su casa a terminar de morir de pena.

Al volver a la sala ve a Taehyung recogiendo las piezas de un jarrón con su perro jugueteando a su lado, el rubio parece estar en una discusión consigo mismo con el celular en mano.

-¿¡Cómo pudo hacerme esto a mí!? ¿Qué idiota le termina a su novio de tres años por un mensaje de texto? Es un... -Y la furia se esfuma, siendo reemplazada por un llanto atroz e infantil-. ¿Acaso no tiene sentimientos? Lo mataré.

Fotografías & Café | TaeKook Where stories live. Discover now