Parte 1☕

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El zumbido desesperante de la alarma comenzó a inundar la habitación, una mano salió de entre las cobijas y presionó el botón de apagado. Se sentó en la cama y se quitó de encima las sabanas que lo cubrían yendo hacia al baño arrastrando los pies a su paso. Lavó su rostro y cepillo sus dientes con calma, en el piso de abajo podía escuchar el radio encendido de su abuelo quien seguramente ya lo esperaba con el desayuno.

-¡Date prisa o llegarás tarde! -Le gritó el mismo, desde la planta de baja.

Y tan sólo faltaba ver a su hermano.

La cafetería de su hyung nunca había estado más llena que ese mismo día, y cómo no, si con el nuevo ciclo de clases comenzando muchos universitarios iban durantes los descansos. Al principio creyó que preparar unas simples tazas de café sería algo muy sencillo y rápido, hasta que tuvo que enfrentarse a una fila de estudiantes madrugadores.

Jungkook aún consideraba fuertemente qué carrera elegir el próximo año, puesto que ya había elegido perder ese mismo, y su hermano mayor le ofreció trabajo en su café. Por supuesto, la idea de tener una ganancia propia no le parecía mala. A él no le gustaban muchas cosas, trabajar era una de ellas pero tampoco se consideraba de los que se rendían fácilmente, aunque llevar un delantal rosa pastel y una sonrisa intacta en el rostro no le hiciera gracia.

-Hola, ¿qué vas a ordenar?

Miraba de forma distraída su cuadernillo cada que atendía una mesa, esperando con paciencia oír la orden y marcharse para prepararla. Pero esta vez hubo un largo, muy largo, larguísimo, silencio. Desvió la mirada de su cuardeno de notas y se fijó en el chico de intenso cabello rojo delante de él.

-Oye, idiota, el mesero espera.

Entonces se fijó en el otro chico pálido que lo acompañaba a su lado, con la mirada cansada y leves ojeras bajo los ojos.

Jungkook se preguntó que tan mala era la vida de un universitario para estar así.

El chico de cabello rojo apartó sus auriculares de sus orejas y miró a su acompañante seguido de a él. Sus mejillas ahora poseían un color tan fuerte como el de su llamativo cabello.

-Un té helado.

Jungkook asintió, anonado con la voz tan gruesa y serena que poseía el pelirrojo, pasando a ver al pálido de cabello plata.

-Café oscuro -demandó él, con voz perezosa.

Se alejó de la mesa en cuanto terminó de escribir y observó sobre su hombro al chico pelirrojo, también lo miró desde la barra y todo el tiempo hasta que se marchó con su amigo. Era, simplemente, atrayente, demaciado guapo, más que cualquier otro chico de Seúl que haya conocido antes y con el cabello tan rojo le era aún más imposible quitarle los ojos de encima. Supuso entonces que aquel chico provocaría el mismo efecto en todos, porque vamos, no podría pasar desapercibido en ningún lugar. Se jaló entonces un mechón de su flequillo, él no se atrevería a teñirlo pero le gustaría intentarlo alguna vez, ¿quizá algún tono vino, o uno cherry?

-Jungkook, ya puedes irte a casa.

-Umh, claro, ¡hasta mañana, hyung!

Se despidió de su hermano mayor agitando la mano y dejando ese ridículo, aunque no lo diría en voz alta, delantal rosa sobre el mostrador y tomó su mochila junto a su móvil saliendo del local. Suspiró una vez fuera, notando que su respiración se volvía humo debido a la reciente baja de temperatura. Pensó entonces que pronto sería el cumpleaños de su abuelo y que debería comenzar a tomar ideas sobre su regalo, pero claro no contaba con tanto dinero y estaba seguro que su hermano no le ayudaría con un aumento en su primer día. Sólo sumaba una razón más para buscar otro empleo.

Fotografías & Café | TaeKook Where stories live. Discover now