21. Oro, oro, y más oro.

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Esa misma tarde nos llegó un cargamento lleno de armas. A Paris le brillaron los ojos al ver las pistolas de oro que encargó.

-¡Mis bebés!- chilló al tenerlas en sus brazos.

Eran bastante hermosas a decir verdad, eran más para adornar que para usarlas. Eran seis: Una era de oro puro con el mango negro y las letras con el logo Chanel igual eran de oro; la segunda era negra con diamantes negros cubriéndola por completo y sólo el mango era con piedritas de colores; la tercera era de diamantes blancos, completa y una negra a juego, la cuarta cubierta de brillos dorados (sólo que esa si era de adorno), la quinta era diferente, una Ak cuarenta y siete pero era bañada en oro y oro blanco en el mango y cartucho. Wow.

-Y una extra.- dijo Preston sacando detrás de su espalda un estuche de madera.

Paris comenzó a dar saltitos y aplaudir mientras abrazaba a su padre, abrió el estuche y contenía una pistola más de oro blanco bañada en diamantes blancos acompañada de...¿Adivinen qué? Balas de oro con punta blanqueada.

Cagan oro.

-Gracias papi.- agradeció Paris casi con lágrimas en los ojos. Normalmente un padre le regalaría un cd a su hija pero no este padre, él regala armas de fuego extremadamente peligrosas bañadas en oro como si fuera lo más normal del mundo.

-¡Las mías!- chilló Vanesa al ver la suyas. ¿Qué mierda...?

-Hello Kitty.- se rió Jack al ver dos pistolas rosadas como plástico y otra rosa con el mango plateado. No eran de Hello Kitty pero sí muy infantiles.

Vanesa giró el rodillo de las balas cargando una, las insertó colocando el rodillo en su lugar y quitando el seguro disparando justo a dos centímetros de la cabeza de Jack. Todo eso en menos de cinco segundos.

-¡Vanessa!- reprendió Preston.- Dentro de la casa no.

Vanessa se acercó peligrosamente a Jack, -quien estaba más que sucio del pañal- y le dijo:

-Nunca me subestimes.

Giré los ojos viendo como Paris casi besaba a sus armas y traía consigo una bolsa Rosa llena de armas. Ahí metió las nuevas.

-Mi colección. Tengo más de setenta.- le guiñó el ojo a Derek.

-Impresionante.- Silbó Derek.- Yo tengo más de trescientos y en perfectas condiciones, pero setenta es un número amable para una chica.

Uuuh, aquí hay bola.

-______, esta es para ti.- Preston me extendió una pistola plateada con el mango negro y pesada. Abrí los ojos impresionada.

-No. No puedo Preston, yo...

-La necesitas, no dejaré que estés insegura una vez allá.

A eso de las nueve o nueve y media. Llegamos al supuesto lugar donde nos guiaron las coordenadas; no tengo claro que era pero parecía una casa o esas... ¿Vecindad? Dejémosle así. Por fuera era un portón cerrado y seguramente por dentro había casas pero no era sólo una casa, había una sospechosa cantidad de hombres entrando y saliendo de ese lugar. Nos llevaba a una conclusión: era un prostíbulo. Marie estaba en un prostíbulo.

-¿Recuerdan todo?- preguntó Preston a punto de abrir la camioneta. Todos asistieron, menos yo. Se me olvidó todo.

-¿Estás bien?- me preguntó Jack sobando mi espalda. Asentí. Estaba muy nerviosa y no sabía si era el lugar correcto.- Bien.

Sólo los hombres tenían que salir, Jack, Derek, Preston Nicolas, Jaxon y Mac se formaron para pedir ficha. Nosotras no podíamos entrar, por obvias razones. Seguramente dentro había Goldied y me encontrarían, pero tendrían que haber más habitaciones con chicas. En uno de esos, mi madre.

Jack miraba a todas partes estando alerta de no lucir sospechoso ni que alguien lo reconociera. Tenían que actuar como si los seis no se conocieran y también checar a los demás hombres de Preston que daban apoyo desde edificios alrededores por si acaso. Francotiradores.

Bruh.

-Setecientos.- pidió el hombre a Jack. Él le dió el dinero justo y el hombre calvo con acento francés le entregó una ficha... O más bien, un cartón con el número veintidós.

Dos personas detrás de él estaba Jaxon y siete más atrás venían Mac y Nicolas. Preston y Derek ya habían entrado hace dos minutos. Un muchacho de dudosa edad vigilaba los pasillos por si acaso, a juzgar por su tatuaje, era un Goldied. A Jack se le pusieron los pelos de punta cuando el muchacho lo miró.

-Camina.- ordenó.

Jack apresuró el paso por el pasillo solitario mientras poco a poco se escuchaban más de cerca los gemidos y la luz comenzaba a ser tenue. Era bastante pobre este prostíbulo como para ser de Roman. Al pasar una cortina, los números ya estaban presentes frente a él en orden. El pasillo terminaba en el número quince, donde Jaxon, Mac y Nicolas estaban ahí, los pasó por alto y fue por el fin, no había un retorno y arriba señalaban más habitaciones, donde seguro hay más que habitaciones. Subió y dos niveles más estaban ahí Derek y Preston.

Actuó con naturalidad fingiendo buscar su número, pero lo que buscaba era alguna cámara de seguridad o algún otro Goldied. Había una cortina donde era escaleras arriba, pero no había más habitaciones. Seguramente Marie estaba ahí.

-Hey.

Ignoró el llamado y siguió el camino hacia más arriba.

-¡Hey, niño!

Ahora era paso veloz. Subía las escaleras de dos en dos y encontró la puerta. Mala idea. Lleno, repleto, decenas de Goldied parecía esperarlo. Presionó el botón en su oreja.

-¡Ahora!

Las balas eran disparadas como fuegos artificiales. Corrió a ocultarse detrás de una mesa pero no era las balas de lo que huía, eran doce contra uno. Impresionantemente, los venció a todos con golpes directo a la garganta, disparos rápidos, uno que otro noqueo a la cabeza, y derribándolos. Jack había tomado clases de karate y su padre lo metió a defensa personal en un pequeño curso en el ejército para jóvenes a los quince años.

Notó unas pequeñas puertas que daban a un pequeño sótano en ese piso. Bajó con cautela de que nadie estuviera dándoles una sorpresa o una bala perdida. Tenía que ser rápido, abajo Preston, Derek, Jaxon, Nicolas y Mac luchaban contra quien sabe cuántos. Más el apoyo de los francotiradores que era de mucha ayuda.

Era obscuro, y se notaba que era sólo para quedarse unas semanas e irse. Pero era notable que alguien estaba viviendo aquí.

-Jack Harries.- la gruesa y bastante tenebrosa voz lo hizo girarse de repente sin saber, que un golpe en la cabeza con un arma lo esperaba.

3. All That Matters [Segunda Temporada Part. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora