8. Patinar

7.8K 564 51
                                    

Había despertado hace dos horas. Llegamos a Ontario, Canadá a las siete treinta de la noche, hora local. Son las nueve treinta. Nos han recogido y llevado a la casa donde nos quedaremos por unos días. Si no encontramos nada, todo habrá sido un desperdicio de tiempo y peligro.

Me siento cansada. Frustrada. Aún tengo la charla con el médico de ayer en mi cabeza. Sus palabras exactas. Mierda. ¡¿Cómo fui tan estúpida he irresponsable?! ¡Fuimos! Justin tiene todo que ver aquí.

-Hola.- Paris llegó a mi lado. Quité mi vista de mis converse para ver sus verdes ojos en mí.

-Hola.- le contesté.

-¿Está todo bien?

-Por supuesto, estoy bien.- Paris hizo una mueca.

-______, conozco esa mentira mejor que nadie. No es sólo anemia ¿Cierto?

Negué.

-Puedes confiar en mí, _____. Quizás no podré ser la mejor consejera pero si puedo escucharte y estar de tu lado.

Quise llorar. Echarme a llorar. ¿Hablar? De qué me sirvió durante tanto tiempo si no puedo hacerlo ahora. Paris es mi única amiga ahora. Pero no estoy segura de que pueda confiar plenamente en ella. Técnicamente puede ser una perra cualquiera como la había juzgado desde que la conocí, aun así, me ha abierto las puertas de su casa, me ha apoyado y en ningún momento me ha criticado de mi asunto.

Le he contado. Se ha quedado sorprendida. Ni tanto porque lo sospechaba. Pero si me dió una regañiza como si fuera mi hermana mayor.

-¡Dios ____! ¡Sabes que existen...!

-Lo sé, fui una estúpida. No sé qué hacer. No sé qué decirle a Justin y creo que será mejor no contarle nada.- le dije.

-¿No contarle nada a quién?- Vanessa entró sentándose en el siguiente sofá. Los hombres estaban durmiendo como osos en sus habitaciones.

Me mordí el labio. Vanessa cada vez me daba ñañaras su presencia.

-¿Qué te importa?- Paris le arroja un cojín y le cae en la cara.

-¡No mames Paris! ¡Eso no es de Dios!- Vanessa gritó histérica y se aventó a Paris. Y comenzaron a pelear.

En otros casos me hubiera reído, pero ahora no puedo ni sonreír.

-Eh, ¿Qué tienes?- Justin llegó conmigo y miró a Vanesa y Paris luchar. Frunció el entrecejo y luego me sacó de ahí.- Vamos a dar un paseo.

Nos subimos a uno de los coches, es de noche y algo peligroso. Pero no importaba. Si quería salir.

-Qué lindo lugar.- digo maravillada de uno de los sitios turísticos en Ontario, el canal Rideau, uno de los sitios de patinaje que conecta con la ciudad de Ottawa. Hace frío, pero sólo un poco.

Lo que me maravilló más fue su habilidad para el patinaje, es magnífico en el deporte y yo, bueno, si me ponen a un lado de una niña de cinco años no me veo tan mal, esperen... ¡Esa niña sabe patinar mejor que yo!

Hablando de esa niña. A un lado hay un hombre, y me está mirando. Luce guapo pero está del otro lado del lago congelado y no le distingo bien. Pero sé que me está mirando y su mirada me intimida. Trato de concentrarme en lo que hago.

-Justin, odio patinar.- me sujeté del barandal con las diez garras. Ese güey patinaba como si no hubiera un mañana.

-¡Es fácil!- exclamó contento del otro extremo del lago congelado.

No puedo estar ni treinta segundos sin sostenerme o me voy de culo. Además de que el hombre sigue mirándome. Mierda. Lo intentaré. No debe ser tan difícil como le dicen ¿Oh sí? Pero lo que me da miedo es caer, no sólo porque recibiré un golpe grande en el trasero, sino porque no sólo me lastimaré a mí.

No puedo arriesgarme a que Justin me esté alentando y caigamos ambos poniéndonos en peligro. Lo intentaré.

Me solté primero de una mano, luego la otra, avancé unos tres pasos mientras me convencía de mí misma, lucía como bambi en el hielo. Me decía: "Muy bien _____, aún no llega tu momento de estupidez" ¿Y qué pasa cuando tienes demasiada confianza en ti mismo? Llega un mocoso de seis años frente a mí luciéndose, obligándome a perder el equilibrio.

Esperé el golpe en mi trasero. Pero no llegó. Justin llegó justo a tiempo para atraparme de mis brazos detrás.

-Dios, gracias.-Suspiré aliviada.- Esta es tu culpa, me puedo romper un hueso.

-Deberías tener más cuidado.

Pero después una pequeña ola de pánico llegó a mi cuerpo. Esa no es la voz de Justin.

Levanté mi vista hacia ese hombre. ¡Madre mía! ¡Está muy guapo! Pero algo mayor. Tiene ojos marrones, una barba de una semana en su mandíbula en la que se forma una sonrisa, nariz definida, es alto y cabello obscuro. Debe tener unos treinta y algo. Luce bastante joven.

-Lo siento, creí que era...- me giré en busca de Justin pero no estaba. Además de que esta era una situación incómoda.

-No te preocupes. Tampoco es que ande persiguiéndote y cuidando de que no vayas a lastimarte.- me contestó. Tiene una voz gruesa y masculina.

-¿Lo conozco?- entrecerré los ojos para analizarlo bien. Creo conocerlo de alguna parte. Hizo una mueca de confusión.

-No lo creo, no olvidaría tan linda carita ambulando por ahí.- me guiñó un ojo. ¿De casualidad no es un pedófilo? Me siento intimidada, su mirada intimida.

Mire a otro lado. Estaba incómoda, este hombre era mayor y parecía que me coqueteaba. Buscaba a Justin con la mirada, pero no estaba. Tarado.

-¿Vienes sola?- me preguntó.

Negué.

-Vengo con un amigo.- le contesté.- Bueno, adiós.

-Un placer volverte a ver.- tomó mi mano y depositó un beso en ella.- Espero volver a verte. De nuevo.

Le di una última mirada antes de irme. Insisto, lo conozco de alguna parte. ¿Qué quiso decir? ¿A caso él sabe quién soy? Dios. Después de unos cinco segundos, Justin apareció detrás de mí.

-¿Quién era ese?- preguntó tomando mi cintura con una mano y con la mirada entre la gente intentando encontrar de quién se trataba.

Yo seguía perdida.

-Un viejo amigo de Michael. Casualmente lo encontré por acá.- contesté.

Justin hizo un gesto de disgusto.

-Escucha ______, no deberías hablar con otras personas en estos momentos. Es peligroso.- advirtió.

Al llegar a la casa de Preston. Nos recibimos una regañiza. Pero valió la pena. Me tiré en la cama y tapé mi cara con mi antebrazo.

Dios, que pesado es esto. Viajar y viajar. Luchar y luchar. Matar y matar. ¿Esto es una mafia? Con razón cada uno tiene la suya, pronto me tendré que encarar con el segundo poderoso del mundo. Roman. De pensar en él se me ponen los pelos de punta.

++++++++++++++++++++++++

Holaaaa mis lechuguitas <3 ese es su nombre, yo soy una lechuga :3

Hasta otro sensual sábado lleno de Swag <3 ¡Las quiero mucho y gracias por tanto apoyo!

3. All That Matters [Segunda Temporada Part. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora