Gloriosos celos ;

2.2K 149 12
                                    


He Tian.

Me he dado cuenta de que el aroma de Mo es muy bueno, la naranja no es considerada mi fruta favorita, pero por él puede que sea capaz de cambiar eso.

Era increíble el cómo me relajaba en situaciones estresantes, sólo hacía falta que el olor a cítrico inundara mis fosas nasales para comportarme cual cachorro doméstico.

Fue aún mejor saber que después de morder su nuca, sus feromonas me afectarían sólo a mí y no a otros alfas. No fue fácil, nos llevamos una gran sorpresa al descubrir que eramos destinados, y aun si habíamos empezado con el pie izquierdo, bastaron algunos años para construir lo que tenemos ahora.

En fin, estoy orgulloso de no haberla cagado en estos cuatro años juntos.

Solté un suspiro antes de abrir los ojos y toparme con esos orbes rubí que amaba, su mirada era inquisitiva y no pude pasar por alto la forma en la que iba parado al igual que los brazos cruzados sobre su pecho.

Eso significaba peligro.

—¿Sí?— pregunté dubitativo, casi tanteando terreno.

—He Tian, ¿dónde está mi medicina?— su expresión era inexpresiva y eso me inquietó, rayos, era intimidante cuando no gritaba.

Traté de hacerme el desentendido mientras recostaba de mejor forma mi cabeza en el cojín del sofá y también acaricié el pelaje de Rubio, quien dormía plácidamente a mi lado en el suelo.

—Sabrá Dios.— fue lo que respondí con mi mayor indiferencia posible.

Mo chasqueó la lengua y recorrió la sala buscando los supresores entre los estantes y cajones cercanos.

—¡No digas eso!— gruñó— ¡siempre que se acerca mi celo las escondes! ¡si no las tomo, las feromonas apestaran el lugar y te molestaran!

Olvidé mencionar que me pongo bastante ansioso cuando su ciclo está por llegar, no me molesta, sólo vuelve inquieto a mi insisto, haciendo que intente dormir la mayor parte del día —como hasta hace un rato— o dé vueltas por toda la casa cual león enjaulado.

—Eso no es problema, podemos simplemente hacerlo.— sugerí con un tonillo pícaro.

Sonreí satisfecho cuando sus mejillas adquieren un color carmín brillante y bonito.

—Eres un pervertido.— balbuceó desviando su vista a otro sitio que no sean mis ojos.

—Sí, sí, lo que digas.— formé un mohín y cerré mis párpados en busca del sueño.

No faltaba nada para conciliarlo  cuando sentí la presión de algo suave sobre mis labios, fueron unos segundos donde disfruté el leve toque y, aun medio dormido, contemplé el rostro sumamente sonrojado de mi pareja a unos centímetros de mi rostro. La sangre se concentró en mi cara y tal vez en otros lugares ante la sorpresiva cercanía.

—Y yo soy el pervertido.— dije, con la ironía bailando en mis labios— ¿quién es el que se aprovecha de la gente durmiendo, eh?

Él resopló y negó antes de erguirse e ir a la cocina, posiblemente para pasar su vergüenza allí y yo acá.

Escondí mi rostro en el almohadón y vi de reojo al animado can que me observaba curioso.

Ésta será una agitada semana.

Ésta será una agitada semana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
TianShan ¦ Drabbles ¦Where stories live. Discover now