Capítulo 28

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Espero a que todos salgan del aula para poder acercarme con libertad al profesor de Matemáticas y pedirle una explicación por la calificación horrible que me ha dado. Le echo un vistazo una vez más a la lista de asignaturas, mis ojos se llenan de lágrimas que no pienso derramar al observar una vez más la parte en rojo de esa materia.

Hace un mes ya desde que pasó la tragedia, Matías se encargó de ayudarme viniendo aquí y explicándole a mis profesores lo que sucedió. Todos me dieron la oportunidad de avanzar en sus clases con trabajos extras y exámenes a destiempo. Incluso Kevin, nuestro jefe en el gimnasio, me ayudó porque no me despidió y ya estoy yendo a trabajar.

Pero el señor Máximo solo me ha reprobado sin darme la oportunidad de ponerme al día. Traté de buscar la forma de compensar mis faltas y no accedió. Suspiro resignada, quizás deba irme y dejar las cosas así.

—Señorita Díaz, la clase ha terminado. —Asiento intimidada por el hombre alto y de porte elegante que siempre se muestra intachable y es muy estricto.

—Lo sé, pero quiero hablar con usted. —Me armo de valor, me levanto del asiento y me acerco a él temblando como una hoja.

Sus ojos oscuros me escanean profundamente, poniéndome más nerviosa aún. Solo espero no tropezar o hacer algo tonto que me deje en ridículo.

—Dígame sin rodeos, señorita, que no tengo su tiempo. —Asiento efusivamente y le extiendo la dichosa lista.

—Me ha reprobado. —Mi corazón late a mil por horas cuando arrebata el papel de mi mano y lo observa minuciosamente.

—No, usted no cumplió con la clase, esa es la calificación que se merece —dicho esto, me devuelve la lista, se levanta de su escritorio y camina hacia la salida con su maletín en mano.

—Sí, pero usted sabe lo que me pasó y no me dio la oportunidad de reponerme. —Una lágrima cae por mi mejilla y la limpio rápidamente.

—Todos pasamos por momentos difíciles, señorita Díaz. Tiene que retomar la asignatura, quizás si le pone empeño puede que apruebe esta vez. —Sale del lugar dejándome con la palabra en la boca.

Corro hacia la entrada y vislumbro a mi tío Tony con su hija de la mano, la chica castaña se muestra cabizbaja y hasta tímida

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Corro hacia la entrada y vislumbro a mi tío Tony con su hija de la mano, la chica castaña se muestra cabizbaja y hasta tímida. Está hablando algo con mi padre, pero interrumpo para saludar.

—Hola, Irina. —Mi prima levanta la mirada y trata de sonreír, pero le sale una mueca.

—Ve con Amelia, Princesa. —La voz grave del tío Tony se escucha demandante y ella tiembla. Quizás tenga frío.

La llevo a mi cuarto, entra y observa todo detenidamente. Es bonita y muy delgada, me gustaría ser como ella algún día. Pero siempre que la veo está triste y no le gusta jugar conmigo y Matías. Quizás es porque ella sea más grande, no lo sé.

Has sido tú © [Disponible En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora