47.- Despertar.

378 37 3
                                    

Eleanor' s POV

- ¡Ven a por mí maldita! - seguía gritando después de horas y horas intentando llamar su atención.

Necesitaba que viniera para poder salir, pero es como si lo supiera y no lo hiciera.

- Con más ganas, recuerda que eres tú,  estás intentando de llamar tu atención. - dijo Lydia, había estado todo este tiempo apoyándome en un rincón, pero lo que no sabía era si se mostraría cuando saliera.

Me detuve a mirarla un momento, a pesar de todo lo que pasó con mi padre, no veo tristeza ni rencor en sus ojos. Es como si ella supiera porque pasó todo, y esta feliz de que pasara. No quiero sacar conclusiones apresuradas, pero... ¿acaso su muerte era su escape?

Movió sus brazos para llamar mi atención, y funcionó. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos, ahora lo que necesitábamos hacer era salir de aquí.

Se supone que es mi cuerpo, mi mente, soy yo en pocas palabras. Debería conocer mis debilidades, todo para llamar mi atención.

No puedo creer que vaya hacer esto.

Respiré hondo e intenté tranquilizarme cuando estaba más roja que un tomate, no quería gritar esto frente a Lydia, era vergonzoso.

- ¡Kaled! ¡No puedo creer lo bien que lo haces! - grité intentando no parecer idiota fingiendo emoción. - ¡T-Te amo! - lo dije cerrando los ojos, aún no nos decimos nada como eso, y peor aún, ni nos hemos dicho si nos gustamos como debe ser.

No sé que somos la verdad, es una pregunta que me suelo hacer seguido, nos besamos y compartimos algo de intimidad, si así se le podría llamar, pero sobre nuestros sentimientos y si ser algo, nunca lo decimos a la hora. No quiero que sea tarde cuando una confesión mayor llegue, ni cuando un "Te amo" real toque nuestros corazones.

Mi pecho de encoge del solo pensar en él, está allá afuera en alguna parte, esperando a que vuelva. Lo único que hice fue preocuparle y hacer tonterías por mí cuenta, supongo que a esto se le llama tomar decisiones de verdad.

- ¡Kaled! - grité con más fuerza, y al parecer eso hizo que viniera.

Su rostro estaba rojo y con su mano tapaba su boca, la clara demostración de lo que me puede llegar hacer ese demonio, maravillas y sorpresas.

- ¿Qué tanto chillas? Cierra el pico. - se quejó, pero la agarré y la miré fijamente.

- Es hora de que vuelvas por donde viniste, no creo que necesite más de tú "cuidado" - le dije conociendo las consecuencias, pero debía ser fuerte, y está vez Alala no estaba conmigo para ayudarme.

Levantó una ceja incrédula y finalmente sonrió sin creerme, pero aunque así quiera verlo es la verdad. Estoy lista para enfrentar las cosas por mi propia cuenta, no necesito alguien que me dé su poder o su cuidado.

- Me puedo cuidar sola. - lo susurre, esto hizo que me mirara a los ojos y negara. - No me puedes mantener aquí para siempre.

Puso su mano en mi mejilla de forma maternal, como si tratara de hacerme entender.

- Puedo y lo haré, prometí que no te lastimarian más si estabas conmigo. No sabes lo que está pasando fuera de aquí, lo mejor es que... - la interrumpí agarrando sus manos.

Era ahora o nunca, debía hacerla entender.

- Gracias por preocuparte, pero ya me siento capaz de enfrentar sola ese tipo de decisiones, no necesito que me cuides más. - mi voz era suave y en todo momento segura, decía la verdad. - Seamos una y salgamos de aquí.

DemonioWhere stories live. Discover now