42.- Mi muerte, mis decisiones.

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Eleanor's POV

Había sido una mañana bastante estrepitosa, comenzando con que Gabriel nos había despertado a Kaled y a mí.

Mi padre me avisó que organizó la pelea y que más valía que no lo volviera a dejar en vergüenza o esta vez el sería quien elegiría mi condena.

No lo podía tomar a la ligera viniendo de Asmodeo.

Respiraba hondo mientras esperaba atrás de las grandes puertas que pronto me dejarían al descubierto de mi oponente, alguien que debo matar a toda costa.

Pero.. ¿Por qué? Para superarme a mi misma, demostrar que si quiero puedo.

Pasé mis manos por mi camiseta negra alisando sus arrugas, me sudaban las manos y mi corazón latía rápido..

Confía en mí si ya no puedes más..

Hace mucho que no escuchaba su voz, al hacerlo me paralice. No dejaría que me consumiera, debía ser fuerte y enfrentar a mi rival con mi fuerza y poder.

Se abrieron las puertas y lo primero que vi es a Kaled recargando su hombro en una de las tribunas con los brazos cruzados y mirando fijo cada uno de mis movimientos. Le asenti y caminé hacía el centro de la arena, suspire suavemente para calmar mis nervios y observe al demonio mirarme molesto.

Al parecer está enojado por el golpe que sin querer le hice la anterior vez. Lo miré llena de energía y con mis ojos echando chispas.

Ganaría sí o sí.

Las reglas.

Un ganador.

¿Armas? No las necesitaba...

Estaba de sobra decir que no las necesitaba para hacerlo perder y morir. No me controlaria de nuevo, no me dejaría de nuevo.

Esta vez quien disfrute viendo el sufrimiento del otro sería yo.

¿Eleanor?

¿Ocurre algo Alala? ¿Algún consejo?

No escuché nada y mordi mi labio inferior, estaba extasiada con lo que sucedería.

Y anunciaron que comenzó el combate a muerte, que gane el mejor.

Me dije al verlo correr hacía mi y me hice a un lado con tanta facilidad y lo vi caer y tropezar. Tenía la mirada puesta en él, como si quisiera saber que punto golpear primero.

¿De verdad deseaba esto?

Si.

Por supuesto, más que nada.

Te hizo sentir una basura, tu padre te llamo buena para nada y Kaled... te miente mientras tu crees en él.

Bajé la mirada al escucharla hablar, tenía toda la razón... siempre la a tenido. Al escuchar los pasos resonar en el suelo sonreí de lado.

Mi cuerpo estaba de nuevo en penumbras y oscuridad, una pequeña luz estaba encima de mí, levanté la mirada y volvía a estar esa sombra extendiendo su mano.

No le ofrecí mi mano.

- No debo confiar en ti. - le dije mientras notaba que me encontraba de rodillas y con un vestido blanco.

Esa cosa soltó una carcajada para mover su mano.

- Haces bien. - sonreí al escucharla, no sabía porque de repente me sentía tan bien estando con esa cosa. - ¿Nos protegemos, hermana? - me preguntó y asenti para levantar mi brazo y tomar su mano que de inmediato extendió su oscuridad en mí.

DemonioUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum