13.

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"Prioridad"



CLAIRE.

El trayecto al club está convirtiéndose en parte de los momentos más incómodos y aburridos que debo agregar a la lista de vivencias innecesarias. El coraje me ha cegado por completo. La venganza nubló mi mente y ahora me encuentro en el asiento del copiloto con Aaron a mi lado.

—Esto es una maldita estupidez —me digo a mi misma, pero lo hago en voz alta. Él me analiza con los ojos entrecerrados cuando detiene el auto en la puesta roja de un semáforo.

El estúpido no puede contener la diversión que predomina como emoción.

Jamás creí que terminaría siendo partícipe de una vil tontería como lo es fingir cariño por alguien.

—¿No quieres llegar? No lleguemos. Puedo dejarte en tu casa y yo irme a la mía, de todas maneras pensarán que estuvimos juntos.

—Claro —alargo mis palabras—. Pero ya estamos dentro de esto, así que no. ¿De qué serviría seguir con este cuento horroroso si no puedo satisfacerme con las reacciones de los demás?

—En Las Vegas no te quejabas tanto con nuestra convivencia. Y ahora resulta que estar cerca de mí o que te relacionen conmigo ¿es un cuento horroroso? ¿Es por la ciudad que tu humor empeora? —inquiere burlesco, recarga la cabeza en el respaldo del asiento sin dejar de reprimir una traviesa sonrisa—. Bueno, si te quejabas solo que de una manera más gratificante.

—Deja de hablar sobre lo que sucedió en Las Vegas. ¿Cuando vas a entender que es un tema insignificante para abordar? —hablo con frustración. Pasar más tiempo con Maxwell del que debería, no es para nada el concepto de noche que tenía pensado—. Sabemos que no volverá a surgir nada entre nosotros con igual magnitud, ¿para que recordar algo que ambos queremos olvidar?

—¿Olvidar? ¿Quién dijo que yo quiero olvidar? —gira su cabeza en mi dirección. Alza una ceja negra mientras logra conectar nuestras miradas—. Habla por ti. Yo solo quiero aclarar algunos cuantos puntos y quien sabe, capaz necesite revivirlo todo para recordar con más precisión.

Observa por el retrovisor antes de quitar el cinturón que obstruye su movilidad y se aproxima a mi rostro como si estuviera a punto de besarme, sin embargo, no lo hace. Vuelve a sonreír, esta vez con más amplitud.

—¿Qué dices, Langford? ¿Recordamos juntos? —susurra cerca de mis labios. Profundiza su acento y hace que su voz suene mucho más ronca de lo que ya es—. Sabes que no será tan horroroso como lo visualizas en tu mente.

Estoy tan cabreada que su jueguito no me provoca nada. Además, mis pensamientos se encuentran divagando por un mentiroso cuando no debería ser así.

He notado que Aaron inconscientemente solo marca su acento británico en mi presencia. Al largarse de nuestras vidas hablaba como un perfecto neoyorkino y en su regreso intenta neutralizar lo más que puede su pronunciación cuando habla con sus amigos o conocidos. No entiendo la necesidad de ocultar su bello acento.

—Solo en tus mejores sueños me atreveré a revivir todo.

El sonido exigente del claxon es la señal suficiente para separarme del pelinegro. El vehículo que está detrás alerta sobre el cambio del semáforo. Aaron tarda un poco en volver a su posición y se toma su tiempo para colocarse el cinturón de nuevo.

Veo por el espejo lateral que la insistencia se debe al dueño de un resplandeciente Ferrari.

—¿Cómo sabías de la carrera? —cuestiono—. Thiago te detesta, lo tengo más claro conforme pasan los segundos. ¿Así que Bastian o Demian?

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن