21.

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"Cambios y despedidas"


—«Dudaré de las palabras que salgan de tus labios aún cuando la verdad estos pronuncien».


CLAIRE.

Levanta la cabeza, frente en alto siempre y por ningún motivo dejes de mirarlos a los ojos. Endereza la espalda, que vean la seguridad que demandas a tal punto que se sientan amenazados con esa armadura andante. Sonríe, a pesar de todo. Nunca dejes de sonreír para demostrar que sigues de pie aún cuando por dentro te está llevando el mismísimo infierno. Aún cuando sientas como tu alma se desgarra.

No voy a llorar. No quiero hacerlo. No voy a darle la bienvenida a la vulnerabilidad. No me permito sentirme culpable por nada. No permito redimir mis sentimientos.

Sigo las anotaciones que Cruella solía decir, aquellas que tanto me repetía a tal grado que se quedaron grabadas en mi mente hasta que termine memorizando cada palabra de su cansado discurso.

Hago cada una de ellas mientras oculto bruscamente el rastro que dejó la pequeña última lágrima —que si dejaba seguir, sería la partidaria de un lloriqueo que no tendría fin—, producto de la despedida a la ingenuidad. Resultado también de una despedida a las añoranzas que mi antigua yo tenía tantas ganas de cumplir.

Me voy a aferrar tanto a mi propósito que el destino ya ni siquiera va a contemplarlo. Me lo dará automáticamente porque ya es hora de que vea la luz. Aunque a veces los resultados no son justos ni de nuestro agrado, pero si son necesarios.

Me acerco a la zona vip. Apoyo mis manos en el frío metal de la barandilla, inspecciono con detalle el lugar en busca de mi objetivo principal. Me desorbita un poco observar a mi mejor amigo ingresar al club sin compañía.

Charlie se abre camino entre las personas que bailan en la pista iluminada, las empuja levemente. Ni idea de donde se encuentre Alessandra, no hay rastro de la rubia. Se suponía que los novios vendrían con nosotros.

Él se dirige hacia las escaleras de acceso restringido.

Quiero ir tras él y pedirle un jodido abrazo y a la vez contarle todo lo que siento en estos momentos, pero lo dejo pasar. Como si reprimir los sentimientos no tuviera consecuencias. En su lugar me quedo a contemplar el peligro andante, ese acento marcado que viene acompañado de una voz grave.

—¿Analizando el área para encontrar la mejor presa? —susurra a mi espalda, su proximidad hacia mi cuerpo es tanta que la descarga de electricidad no duda en hacerse notar.

Mi piel inmediatamente se eriza con el toque que provoca Maxwell en ella, sus labios acarician el lóbulo de mi oreja sutilmente. Luego se aleja para colocarse a mi lado, recarga su cuerpo en la barandilla dándole la espalda a todos.

Relamo mis labios y le regalo una enorme sonrisa engreída al alto hombre ojiazul que me analiza de pies a cabeza apenas me giro a encararlo.

—Es cierto que el que busca encuentra, pero soy afortunada en decir que en este caso yo no necesito buscar nada, me miran tan inofensiva que las presas se acercan solas —afirmo con una sensual voz.

«Ellos solitos vienen a mí».

—No lo dudo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto de una vez.—. Creí que preferirías seguir en tu escondite acechador.

Él ríe.

—¿Y tú? ¿Ya decidiste no ignorarme? —contraataca—. ¿O ya te diste cuenta que solo pierdes el tiempo charlando con otros chicos cuando hoy yo estoy aquí? Estoy a tu disposición, Langford.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora