Epílogo Parte I

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"Último Beso"


Nueva York, EUA
Actualmente



CLAIRE.

¿Mi hermano tuvo una hija?

No, no tuvo. Él la tiene. Mi hermano tiene una hija.

Y apenas lo he descubierto.

¿Cómo es que eso paso de esta manera? ¿Y como es que no me entere antes?

Me cubro el rostro con ambas manos y doblo mis piernas para dejar caer mi cabeza entre ellas. Aún no logro entender, ¿cómo es que Aaron no me lo dijo? ¿Por qué me lo ocultó? ¿Y si esa fue la verdadera razón por la que desapareció tanto tiempo?

¿Qué otras cosas me oculta? ¿Y quién más lo sabe a parte de ellos dos?

Me estremezco al escuchar el sonido de la puerta, ya ni siquiera recuerdo hace cuanto que el par de mentirosos se marcharon del penthouse. Quizá él ha vuelto y ahora sí se dará cuenta de que estoy donde su noticia me dejó, derrumbada en el suelo de su hogar.

Tomo un largo respiro y miro a la persona que me acaricia el cabello con delicadeza, como si temiera que me rompiera en mil pedazos. Tengo los ojos llorosos, probablemente están rojizos, pero es que no puedo evitar seguir llorando. Parece que no tengo otra cosa que hacer en mi vida.

Pensé que ya se habían acabado las mentiras, los secretos, las lágrimas... Pero no, toda esa mierda sigue esparcida entre nosotros, acumulándose cada vez más y haciéndolo peor.

Adam hace una mueca aparentemente afligido, he perdido las veces que me ha visto de esta manera. Siempre tan destrozada. Así que procedo a negar en reproche para mí misma, ¿cómo es que sigo dejando que las personas que supuestamente me aman me traten así?

—Lamento por desaparecer tanto tiempo, seguramente ya paso mucho —me disculpo, intentando descubrirme la cara por el cabello que se ha pegado en ella. Intento reincorporarme tan abruptamente que termino cayendo de sentón, mi guardaespaldas me ve desmoronarme de nuevo y procede a sentarse junto a mi—. Lo siento.

—No vale pedir perdón por llorar, nadie tiene que hacerlo —me dice, utilizando un tono tan gentil—. No debería ni siquiera pasarnos por la mente el disculparnos por hacer algo que nos hace sentir bien, que nos hace liberarnos. Así que tranquila, señorita Claire.

Sonríe con ligereza. Pasa su mano por el saco negro de su uniforme y lo limpia para después dar unos pequeños toquecitos sobre su hombro, indicandome que puedo tener esa proximidad con él.

Recargo mi cabeza, precisamente mi sien sobre su hombro y espero a que mi llanto cese. Todos y cada uno de los momentos que viví junto a Maxwell durante estos meses vienen a mi debido al dolor que siento. El corazón se me parte por la mitad de solo pensar que ambos mentimos en cada uno de esos bellos momentos que compartimos.

—¿Tú lo sabías? —le pregunto a Adam, y mi voz sale tan delicada que apenas se logra escuchar, así que vuelvo a repetir las palabras—. ¿Tú sabías que Aaron también estaba ocultandome cosas?

—Aaron siempre ha ocultado cosas, esa es su naturaleza. Pero nunca me ha dicho directamente que es lo que oculta, solo me hace saber ciertas cosas porque soy su mano derecha, así que respondiendo a tu pregunta, si sabía lo que él hacía. Todo este tiempo.

—Y entiendo que le debes fidelidad a él, no te culpo por eso. —Me encojo de hombros cuando opto por separarme de Adam, buscando con la mirada el rastro de mi bolsa. Está a un lado de mi guardaespaldas, seguro no escuché el golpe por la conmoción—. Pero hay muchas personas que no y voy a averiguarlo ahora mismo.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Where stories live. Discover now