10.

15.8K 529 121
                                    

"Enamorados"


CLAIRE.

—¿Puedo besarte? —pasa la lengua por sus rojizos labios tentadores mientras mira los míos con deseo.

Imbécil.

Mi pecho comienza a relajarse, pensé que se refería a otra cosa. Aunque ya que lo pide de esa manera... Es incitador, irresistible, apetecible... Voy a dejarme llevar por la locura y las oportunidades hermosas que me regala la ciudad del pecado.

—Te dejo besarme si respondes una simple preguntita, ¿qué tan bueno crees que serías para hacerme olvidar hasta mi propio nombre?

Sonríe con orgullo.

Decide apartar su mirada de mi boca. Coloca los mechones detrás de mi oreja y ahora no despega su brillosa armadura azul de la mía.

—En ese caso, sugiero que para un mejor servicio me permitas explorar esa exquisita boquita que desde ayer me ha tirado unas sonrisas impecables. El consumidor elige, pero mi ego es tan alto que sé de lo que soy capaz. No te arrepentirás. ¿Te gustaría comprobar el servicio personal que le brindo yo al cliente? ¿O prefieres...?

Abro los ojos de golpe justo cuando mis labios estaban por hacerle contienda a la sucia guerra de Maxwell. Diablos, esto cada vez se pone peor... No hay acto tan cruel que joderse uno mismo.

Comprendo un par de segundos después que lo que en realidad me freno de revivir aquella estupidez es el sonido lejano de algo.

Parpadeo un par de veces para que mis ojos adormilados se adapten a la luminosidad del día, lo primero que veo es mi mano derecha medio entrelazada con la de Thiago mientras mantiene un agarre firme con su izquierda en mi cintura. Y ese acto tan normal provoca dos cosas en mi; me hace desviar el análisis que estaba por darle al comportamiento de mi mente respecto al hombre británico y me hace sonreír extensamente como una boba enamorada. «Y es que lo estás» Por supuesto que sí.

«Pero ¿qué tan enamorada estás qué piensas en otro hombre?».

Reprimo el querer contestar mi propia pregunta. Rechazar ese tipo de pensamientos es lo más conveniente. Si, claro.

Thiago empieza a removerse lentamente mientras murmura cosas inaudibles, suelta un gruñido antes de abandonar por un instante nuestra cercanía. El timbre de su celular es lo que ocasiona el ruido en la tranquila habitación blanca. Estira su mano para tomarlo y contesta malhumorado.

—¿Sí? —Giro para recostarme en su pecho, se acomoda de tal manera que su brazo derecho me acaricia la espalda por encima de la ligera tela mientras va moldeando su voz para que no suene tan tajante—. Mamá, buenos días. ¿Qué cosa? ¿Tardes? —Lo veo fruncir el ceño. Separa el aparato de su oreja para mirar la hora y sorprendido vuelve a atender la llamada—. No tenía idea de que ya casi son las dos, me agarras desprevenido. No, ¿por quién me tomas, señora? Y dices ser mi madre. Me quedé hablando hasta tarde con Clae, si, si, nos pusimos al tanto. No te imaginas todo lo que llegamos a comunicarnos.

Le pellizco el brazo para que no comience a liberar su lado ambiguo, Thiago tiene esa estúpida costumbre de convertir sus palabras en doble sentido.

Y aunque esta vez tenga razón, no me agradan sus referencias, ¿por qué a su madre le interesaría saber cómo su hijo me anda sacudiendo de todas las maneras posibles?

Entrecierra sus ojos en forma de queja por mi acción, eso es antes de que una media sonrisa seductora se apodere de su rostro.

—No es necesario, ya me dieron una excelente bienvenida —dice entusiasmado, tanto que su mano va acariciando mi muslo desnudo de abajo hacia arriba dejándome en claro que no piensa dejar su jueguito. Tan temprano y tan caliente—. De acuerdo, de acuerdo. Te veo en casa.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Where stories live. Discover now