Will I Become A Monster?

El Origen De La Torre (3)

Nadira asistía al monstruo a coser los cadáveres de sus congéneres, su mirada carecía de aquel brillo de esperanza tras haber pasado ya cinco años bajo las órdenes de Elion quien estaba sumamente interesado en sus nuevas mascotas los humanos, con quienes experimentaba abriéndolos de par en par aún manteniéndoles con vida para conocer el funcionamiento exacto de cada órgano, esto siempre hizo vomitar a la joven en los primeros días, incluso llegó a negarse a seguir ayudándole, pero una simple plática con Rogelio le dejo en claro que sus vidas ya no les pertenecían y si elegían no obedecer se volverían lo mismo que sus compañeros simples experimentos.

En este último año le pareció interesante descubrir el alumbramiento de las personas, llevando actos crueles con las mujeres en cinta y ahora llego el momento en que deseo ir más allá impresionado por la capacidad de los humanos de adaptarse, deseo ese poder para los suyos, pero antes tendría que saber si ambas especies eran idóneas para la cruza.

—Solo doce humanas, un bajo número y creo que en su momento debí cuidar la población de las hembras — pensaba en voz alta, sus ojos rojos lentamente se desplazaron por la cuenta negra para posarse sobre Nadira — me vendría bien más justo ahora.

Como un ciervo frente a las luces de un coche Nadira quedó paralizada ante la amenazante idea del maestro Elion, era una brutal idea que llevaría a un verdadero infierno de principio a fin, dónde incluso el fin de aquel ciclo significaba una alta probabilidad de muerte; Ellos vivían dentro de una montaña, pero todo tenía luz gracias a grandes cristales que de alguna forma eran cargados con energía del mismo sol, bajo un proceso que no logro entender del monstruo Elion, el hogar era acogedor repleto de suaves muebles y decoración colorida, grata ante los ojos nada repulsivo como en un principio pensaba Nadira, en el fondo donde tenía a sus colegas era diferente era una gran jaula de acero que llegaba hasta la sólida pared, tenía algo parecido a la paja y pieles para cubrirse del frío al llegar la noche, pero sin ninguna ventilación o rastro de una verdadera luz natural, era un ambiente frío y en una esquina podían encontrar un pequeño riachuelo que deseaban considerar limpio; les era cómodo vivir a Rogelio y a Nadira en el nivel superior, pero saliendo de aquel santuario de encontraban las bestias escamosas acampando a sus anchas, siendo la protección al recinto del maestro Elion y la trampa ineludible para aquellos quien gozaban de los privilegios, era por ello que Nadira no se movía sabiendo que no existía sitio alguno para escapar, era una simple ser que sería arrollado por el deseo de otro ser que se sentía superior.

—¡Alto! ¡Prometiste nuestra seguridad! — se interpuso un Rogelio ya con una barba desaliñada y el cabello alborotado.

—Si, pero eso es historia antigua, mis recursos están escaseando — señaló el monstruo arqueando su espalda para sujetar con cuidado a la mujer paralizada.

—¡¿Qué tal si te traemos más?! — volvió a interrumpirle, la idea no sonaba mal, pero la idea de un escape no podía ignorarse.

—Es una buena idea, pero para hacerlo justo quiero que ella vaya, no los dos — la condición le era tan abrumadora para Nadira, se sentía capaz de llevar a los humanos a Elion, pero salir al exterior tras un encierro que le brindo cierta seguridad, la mujer se hiperventilo — no deberás preocuparte, te daré un arma para asegurar tu supervivencia.

Rogelio notaba que algo más ocurría, el monstruo tenía algo en mente y no parecía dispuesto a confesarlo. Elion le entrego el rifle a Nadira, al tocarlo le vino a la mente la idea más estúpida en su posición atacarle, aquella pausa se prolongó al notar que seguramente el arma no estaría cargada, además desconocía que tendría la potencia suficiente para darle muerte y si no lo conseguía en el primer disparo podría darse por muerta al estar a tan corta distancia, aún peor si le mataba las bestias del exterior se le vendrían encima al no tener a su maestro.