Presagio del Desastre

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Morless paseaba por el Panteón, con varias cadenas limitando su paso, sus brazos estaban esposados, su inusual extremidad tenía sellos de restricción, estos se iban consumiendo ante el inmenso poder en este, para seguir colocándole más sellos iba Alphier indignado ante su encargo impuesto por el Rey Emperador, con ellos estaba un pequeño monstruo, quien traía consigo una mochila con los sellos de papel, era un pigmeo rojizo con una cola similar a la de un mono, andaba por todo el lugar solo con un taparrabos y lo que parecía una venda en los ojos.

—Debes sentirte afortunado, no fuiste liquidado y tienes un pacto con nuestro Rey Emperador — señalaba el monstruo sin mostrar empatía por ello — pero esto no impedirá que tome tu cabeza, yo te mataré.

—Veo que deseas el puesto vacante de verdugo, pero es estúpido tenerme un rencor personal, verás que pronto tendré un lugar en la corte del Rey — le revelaba como una auténtico hecho, esto molestaba a Alphier, quien solo deseaba deshacerse de Morless, esto le era bastante obvio para el monstruo pálido — Oye tranquilo ¿Qué no deseamos lo mismo? Incrementar el poderío del Panteón.

—Eso no te importa, solo buscas alguna víctima para acelerar tus corazones — se detenía sin tener intención de continuar con el paseo.

—¿Qué tiene eso de malo? Soy un excelente activo y en unos días verán los resultados — su voz demostraba una totalidad tranquilidad.

—¿Si solo lo mató? Un simple soplido y podría darle fin antes de que él mismo se de cuenta — pensaba alentado por su propia codicia y el creciente desagrado por Morless.

Alphier quedándose atrás del distraído monstruo abrió sus fauses, pero una melena rojiza detuvo su intento de asesinato, era la otra integrante de la corte.

—¡Nahalá! — exclamó cerrando su boca, antes de que está intuyera lo que estaba por ocurrir.

La monstruo difuminada fue directo por Morless, ella llevo sus palmas al pecho del ser albino, este solo la miro con atención, la cabellera envolvía la cabeza del restringido miembro de la dinastía Doom. Está insólita situación contento a Alphier, quien sabía a la perfección la forma en que atacaba Nahalá.

—No me gusta las empalagosas — Morless le propinó un cabezazo al rostro de la tipa, consiguiendo que retrocediera.

—¡Maldito..! — exclamó Nahalá con un pequeño hilo de sangre saliendo de su nariz — ¡Responde! ¡Responde mi pregunta!

—Al menos bríndame una taza de té ¿Dónde quedaron tus modales? — alego el prisionero disgustado de los métodos empleados por ella.

—¡No quiero jugar tu juego! ¡Solo dime! ¡Háblame con la verdad! — le exigía sin considerar la petición del monstruo encadenado.

—No, no hice esto para fastidiarte, conocí a tu hermano, fue excepcional, pero le necesitamos a él — conto con bastante serenidad, todo alrededor de Nahalá fue agobiado por un inmenso calor, Morless y Alphier tuvieron que retroceder para evitar este efecto.

—¡Es un error! ¡Nada bueno puede salir de allí y menos de él! — les advertía infligiendo daño en las afueras del Panteón.

—¡Detén está tontería! O me veré obligado a lastimarte — apareció el monstruo humanoide totalmente protegido por la armadura.

—¡Dorimhell! — exclamó Morless atontado al ver su sobresaliente protección con detalles bélicos como pequeños cráneos y picos que le brindaban una apariencia temible — el molde de los guardias del Panteón.

Nahalá se calmo, bajando la temperatura, pero ella no estaba contenta con el preso. Dorimhell paseo entre sus compañeros de la corte y Morless, tanto para tantear la situación y resguardar al prisionero hasta nueva orden de su Rey.

—No necesitamos esto, un traidor se alzó por el superviviente de la estirpe previa, nos necesitamos más unidos que nunca y puede ser que Morless suba a nuestra posición, no es inteligente crear fricciones — les declaraba al resto de sus aliados — en estos días vendrán el resto de la corte, al menos los que aún le sean leales a nuestro poderoso Rey.

Todos callaron pensativos de estás palabras, salvó Morless quien parecía relajado.

—Creo que nadie más vendrá, no solo se tratara del verdugo, también debe estar involucrado el vigía, el molde de los guardias de Arghon Saaghal, solo así se explicaría el por qué siguieron las órdenes de este sin miramiento — explicaba Morless, tras meditar luego de su enfrentamiento con Sooin-Do.

—El vigía tiene las réplicas de tu padre, nuevamente no se ve nada bien para los Doom — concluyó Dorimhell acercándose al prisionero.

—Cuando lleguemos a ese punto lidiaremos con ello — contesto el monstruo sin temer del porvenir.

Muy al sur de allí, la extensa criatura pasaba por un mar de lava gracias a sus múltiples patas extendidas, sobre este seguía guiándolo Minrietta, Quiket iba en dirección a la tienda, curioso del estado de Marloc, quien tras su encuentro con Darrigan cayó inmerso en un sueño profundo, ya habían pasado cuatro días y pronto llegarían a su destino, el felino llegó con Rapan quien montaba guardia fuera de la tienda.

—¿Ningún cambio? ¿Ni siquiera a despertado por un breve momento? — el gato esperaba cualquier clase de respuesta positiva, había estado bastante tenso, tanto que había empezado a arañar la tienda para desestresarse.

—No, no a ocurrido ningún cambio — anuncio con tristeza, recordando el estado en que estaba Marloc luego de que lo transportará Sooin-Do — creo que este es el precio a pagar tras su batalla en Kheer-jen.

—Pronto llegaremos a las ruinas que tanto decían, temo que los de su clase quieran aprovecharse de nuestra situación, lo he visto en varias ocasiones — advertía afligido por el por venir.

La cara humanoide de Rapan cambio su expresión de preocupación por una de desagrado y molesta, estaba frustrado, temiendo volver a ver a la portadora del rifle.

—No creo que debamos preocuparnos por ellos, tenemos suficiente cosas para intercambiar, prácticamente es todo lo conseguido por Lerios.. — al sacar el nombre de su antiguo protector, no pudo evitar sentir culpa, sentía que su vida no fue honrada.

«—Ustedes traerán un cambio a Perditionen y vengaran a su familia — esas eran sus palabras del slime, pero su mirada se notaba afligida, no parecía convencido por tal destino para ellos — ese es su deber con su gente y el nuestro asegurarnos de que suban al poder.»

—Ya nunca sabré sus verdaderos pensamientos, solo espero honrarlo de alguna forma — pensaba el joven osezno.

—Por el bien de todos espero sea cierto — concluyó Quiket, quien se volvió invisible para ingresar en la tienda, sentía la necesidad de ver a Marloc.

Se acercó al humano, este no reaccionaba ante su presencia, preocupado coloco una pata en la mejilla humana esperando su reacción, la cual nunca llegó, dejando un hueco en el pecho del felino.

—Por favor despierta.

El grupo llegó a lo que parecía un pueblo fantasma, solo ruinas se alzaban sobre el paisaje rocoso, entre estás pasaban encapuchados intentando descubrir a los viajeros y sus bienes, rápidamente eran alejados por un grupo, su líder fue reconocido al instante por Rapan y Quiket, era Nadira con su rifle en mano.

—¡¿Dónde está Marloc?! Debo hablar con él — le exigía la humana con lo que parecía una nula paciencia — ¡Ahora!

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora