¿Un Disparo?

8 1 0
                                    

Los vendajes se desprendían de su cuerpo, el fuerte viento ayudaba a despojarlo de estos, el hombre con media cara desfigurada miro con indiferencia a Darrigan, esto irritó profundamente al monstruo, quien no lo había perseguido para ser tratado como un don nadie, su sangre hervía por este geste de poco valor.

—¡Al fin te tengo! Y veo que has usado eso que le robaste a mi maestro — señaló al ver su aspecto, le era bastante molesto verlo, deseaba destruirlo lo más pronto posible — ¡Dame la espada! ¡Devuelve el orgullo de Hetros!

—¡Ese cretino era un aprovechando! ¡Me quito mi brazo izquierdo! ¡Me tuvo adormecido y apenas desperté gracias a otro que despreciaba a tu mentor! — Marloc estalló iracundo tras el reproche del monstruo — ¡Si robe su arma fue solo por necesidad! ¡Tómala y lárgate!

Marloc tomo la espada he impulso su brazo a la dirección del hostil visitante, pero el humano notó que su intento fue inútil, su mano no soltaba el arma, esto consterno al hombre. Darrigan ya suponía tal situación, este volvió a subir en la criatura con su propósito muy claro.

—Nunca antes te habías percatado de esto ¿verdad? — estaba bastante seguro de ello por su reacción — no te has enterado de lo que es esa espada, es bastante clara tu ignorancia.

—¡Calla! No necesito tus palabrerías — ante la extraña circunstancia prefirió hacerle frente.

—Necesitas mucha guía y mucho tiempo para manejar lo que tienes, pero eso no lo tendrás — el báculo en su mano se extendió golpeando el vientre del humano, una vez doblegado ante el dolor le dio un golpe en la cara con la misma arma — me aseguraré de matarte, haré que sufras antes de asestar el golpe final.

Otro impacto en su pecho lo hace retroceder, solo para derribarlo con un rápido movimiento del bastón, enseguida ambos extremos liberaron un brillo rojo, las campanas sonaron en la mente de Marloc comprendiendo el peligro próximo, el golpe venía a él, sin embargo su brazo izquierdo atrapó el arma, no sin sentir un ardor por tan solo agarrarlo.

—¡Nada mal para un asesino! — le felicito, para luego darle una patada en la cabeza — ¡Tú nunca podrás igualar a Hetros! ¡El era simplemente imparable! ¡Yo lo vi! ¡Vi como enfrento a dignos oponentes y como a cada uno los hizo morder el polvo! —Darrigan continuaba propinándole una paliza, pero aún así Marloc continuaba sujetando el bastón — ¡Tú apenas eres una triste sombra de lo que el fue!

—¡No te entiendo! — bramó Marloc levantando la mirada — ¡No entiendo un carajo de todo esto! — se puso de pie para volver a encararlo, esto enfureció a Darrigan — ¡Pero vendiste aquí y heriste a mis compañeros! ¡Y no pienso dejarte ir ileso!

El bastón se separó, extendiéndose gracias a unas cadenas, su brazo izquierdo fue golpeado por el otro extremo, de manera casi instantánea su brazo estalló, otra explicación se produjo de su mano, dejando un desastre de muñón. Darrigan recuperó la compostura, complacido del daño ocasionado a su enemigo.

—Solo eres pura palabrería, no eres capaz de respaldarlas con el suficiente poder — se burlaba de su oponente mirándolo desde arriba.

Pero su cara repleta de orgullo se desvaneció al notar como su brazo se regeneraba con gran rapidez, el ojo izquierdo de Marloc resplandecía deseoso por tomar venganza ante sus acciones. Sin dar marcha atrás se preparó para continuar.

—No debe tener una idea de los límites de su fuerza, esa es mi ventaja yo.. — Marloc atacó con su brazo izquierdo recompuesto, Darrigan fue herido con un corte profundo — ¿Cómo..?

La espada era blandida yendo por su cabeza, dos extensiones de su ser sobresalieron para detener el arma blanca, en medio de su abdomen se abrió un ojo, esto tomo por sorpresa al humano, nuevamente las campanas le advirtieron del peligro inminente.

—¡Quítate de allí! — le advertía Rapan notando que está vez era diferente a la previa.

Una luz salió llevándose la figura de Marloc, quien no pudo evitarlo del todo, la bestia gruño al recibir parte del daño, causando que se sacudiera en un intento por librarse de aquello que le generaba tanto daño, Darrigan se aferraba a la criatura para verificar que su ataque causará el descenso del humano, encontrando el cuerpo calcinado de Marloc, había perdido las extremidades y su rostro estaba totalmente desfigurado tras el singular ataque, aún no satisfecho con eso el monstruo se acercó al debilitado hombre preparándose para rematarlo.

—Parecias peligroso, pero todo eso fue debido a mi maestro — tras estás palabras atacó, pero alguien se opuso, era Rapan quien paro el bastón con ambas dagas — ¿Tú? ¡Ja! ¡Veo que nunca entiendes!

—¡Haré hasta lo imposible para protegerlo! ¡El lo hizo por mi! — el joven osezno apenas podía aguantarlo, temía no poder resistir.

—¡Por mi muere! — exclamo ya dándole igual su vida, el bastón volvió a separarse para ir tras Marloc y Rapan.

—Si quieres seguir ignorando tu fuerza solo causaras dolor en ellos — le explicó el niño a su versión más retorcida, este tenía una mirada decaída al no querer mirar su propio reflejo.

—Lo sé, es momento de tomar al toro por los cuernos — respondió, tomando un tiempo antes de ponerse de pie — si, lo entiendo, no puedo temer de esto.

El brazo de Marloc golpea a Darrigan mandándolo fuera de la criatura de carga, su bastón nunca llega a tocar a su protegido, ni a él, solo queda asombrado al ver cómo se recuperó en su totalidad, su dinosaurio salto al ver a su amo caer. Todos vieron como logro atraparlo antes de tocar el piso ardiente, volviendo a alcanzarlos.

—¡Mierda! ¡Esa lagartija es casi tan veloz como nuestro Gelrunner! — exclamó Minrietta quien sangraba tras su combate contra la bestia de Darrigan.

—¡Que suba, estoy listo para él! — aseguraba Marloc quien parecía más que dispuesto a dar fin a su perseguidor.

—El sabe contra quienes se enfrentará, no será igual — aporto Quiket su punto de vista a la conversación — temo decir que esa fue nuestra mejor oportunidad para acabarlo.

Un disparo sonó recorriendo todo el camino ardiente, todos vieron como el dinosaurio cayó al suelo, para que su cuerpo se envolviera en llamas en breve instante, solo dos de ellos supieron de quién se trataba, era obra de Nadira.

—¿Realmente fuiste tu? — se pregunto Marloc, quien difícilmente veía a esa humana como una aliada — solo el tiempo lo dirá.

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora